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Reportaje:FITUR CAPITALES EUROPEAS DE LA CULTURA 2011

Turku, el aura nórdica

Muestras sobre Alvar Aalto y Tom de Finlandia en la histórica ciudad

Es la Puerta de un archipiélago de más de 15.000 islas; el 90%, privadas, y algunas, con un solo habitante o ninguno. Este año comparte con Tallin (Estonia) la capitalidad cultural europea. La finlandesa Turku se alza en un pasillo marítimo entre Suecia y Finlandia muy concurrido, de siempre, por comerciantes. Turku significa, precisamente, mercado. Su memoria marítima y comercial se refleja en el Forum Marinum (www.forum-marinum.fi) del puerto viejo, en el estuario del río Aura; el nuevo puerto queda más retirado, y en sus astilleros se han construido tres de los mayores cruceros del mundo.

Oficialmente, Turku se fundó en 1229 a orillas del Aura. Enseguida se levantaron, casi al tiempo, castillo y catedral. El castillo de Turku parece un adusto decorado en blanco y negro de Ingmar Bergman. Era el cuartel de los gobernadores suecos que rigieron el país hasta que Rusia les tomó el relevo en 1809; hasta tres años después, Turku fue la capital de Finlandia, con el nombre sueco de Abo. Todavía el sueco es lengua cooficial, y el precioso teatro Sueco, modernista, sigue usando ese idioma. Dentro del castillo hay una sala Bryggman, dedicada a Erik Bryggman (1891-1955), coetáneo y colaborador de Alvar Aalto. Bryggman tiene en Turku edificios que son iconos del funcionalismo finés, como la capilla del cementerio o la biblioteca de la Abo Akademi. Las lámparas del castillo son de la hija de Bryggman, Karyn.

La catedral es por fuera tan severa como el castillo; por dentro, las naves del gótico alemán resultan más llevaderas. Es luterana, culto que profesan el 80% de los vecinos. El obispo e hijo de Turku Mikael Agricola tradujo el Nuevo Testamento al finés en la década de 1540, sentando (con eso y otras obras) las bases de la lengua vernácula, como hiciera su maestro Lutero con el alemán. En torno a la catedral se ha excavado el poblado medieval de los siglos IX-XI, anterior a los suecos; el complejo Aboa Vetus cubre las ruinas y las acompaña de tiendas, restaurante y un museo de arte moderno, Ars Nova (www.aboavetusarsnova.fi). La catedral se quemó cuatro veces por siglo. Pero es que Turku ardió treinta veces; la peor, en 1827: tres cuartas partes del casco urbano quedaron calcinadas. Del fuego se salvó un grupo de casas de madera un poco apartadas del centro, en la colina del monasterio, Luostarinmäki; ahora son un delicioso parque temático, espejo de antaño y museo de artesanía (www.turku.fi/museo).

Para los vecinos de Turku, un desastre tan grande como el incendio de 1827 fue que se llevaran a Helsinki, por ese motivo, la universidad, que había sido fundada en 1640 por la reina Cristina de Suecia. Ahora hay de nuevo tres universidades y un Politécnico, con unos 35.000 estudiantes, la quinta parte del vecindario. Tiendas, locales y cafés bullen de gente joven en torno al Kauppatori o plaza del mercado y las calles que conducen al río. Este se desliza manso, escoltado por jardines.

Para su reinado cultural en 2011, Turku ha dispuesto más de cien eventos (www.turku2011.fi) y ha rescatado un viejo almacén industrial, el Logomo, como hub para actividades, venta de entradas, tiendas, café... Son muchas las citas que llaman la atención, como el proyecto SaunaLab, una exposición sobre Alvar Aalto y la madera en su arquitectura, y otra, Muy personal, sobre el dibujante de culto homoerótico Tom de Finlandia.

El castillo medieval de Turku (Finlandia)
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