Destripando el museo
El artista Álvaro Perdices sienta en el diván al Espai d'Art Contemporani de Castellón
Lo de arriba, abajo. Lo de dentro, fuera y lo de abajo, arriba. Álvaro Perdices ha puesto del revés el Espai d'Art Contemporani de Castellón (EACC) con el objetivo de sentarlo en el diván y provocar una reflexión sobre el propio centro, la institución, su gestión, sus proyectos e incluso el uso de su espacio. "Este proyecto no se hubiera podido desarrollar en cualquier centro", explicó ayer Perdices, destacando que ha precisado de la implicación directa del personal del espacio, no solo en la ejecución del mismo sino porque les afectará, directamente, durante los próximos dos meses, hasta el 27 de marzo, fecha en la que acaba la exposición y en la que podrán volver a su lugar de trabajo habitual.
La muestra convierte la sala de exposiciones en oficinas reales
El autor habilita un espacio en el exterior abierto las 24 horas
Y es que este artista, que vive entre Los Ángeles y Madrid, ha trasladado las oficinas del EACC a la sala de exposiciones, donde los empleados desarrollarán su trabajo en lo que él considera una performance continua, en un escenario en el que aparecen constantes alusiones a los proyectos ya realizados. Mientras, en los despachos, ha colgado una selección de su propia retrospectiva que, sin embargo, no se muestra de una manera grata ni cómoda sino que lo hace a través de unas puertas cerradas que limitan la visión de su obra durante los últimos 10 años.
La libertad del espacio ha salido del EACC, a través de un boquete abierto en uno de los laterales del centro, que da entrada a un habitáculo de libre concurrencia durante 24 horas al día. Pero tampoco este espacio es completamente libre puesto que una cámara (cuya imagen se proyecta en el interior del museo) vigila su actividad.
La exposición, bajo el título NEGADA, AbiertA y desnudA, tiene un cuarto punto de interés, en el que se proyectan videoinstalaciones surgidas tras el trabajo realizado con un grupo de 22 niños del colegio Censal de Castellón, 27 perros de un centro de recuperación canina y 15 estudiantes de Bellas Artes. Los primeros se enfrentaron a la pared blanca del espacio mientras que los perros aprovecharon, posteriormente, la acción de los niños. En el caso de los estudiantes, el enfrentamiento fue una caja negra en la que realizaron una representación casi teatral. Todos ellos interpretan las características físicas del espacio en el que desarrollan sus acciones.
"Pido al espectador que se lo trabaje un poco", explicó Álvaro Perdices, quien, en cualquier caso, sí expresó que su intención es la de mover a la reflexión sobre la percepción de los roles, la funcionalidad de las cosas y el cuestionamiento del propio espacio museístico, como ya ha hecho con otros proyectos el EACC. "Es un proyecto de experimentación con el espacio", añadió
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