_
_
_
_
Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Lluvia de pájaros

El día de Año Nuevo llovieron pájaros en Beebe, una pequeña localidad de Arkansas. Cayeron del cielo como pequeños pedruscos blandos y negros, y quedaron en las calles como un aviso de las alturas y como un signo elocuente de la desolación. Fueron unos 5.000, entre mirlos alirrojos, zarates norteños y estorninos, y nada resulta más enigmático y produce más impotencia que saber que de pronto interrumpieron el vuelo y cayeron fulminados.

Pocos días después se publicó que también se habían encontrado pájaros muertos en el tramo de autopista que va de New Roads a Morganza, en Luisiana: fueron unos 500, y además de mirlos alirrojos y estorninos cayeron gorriones. Al rato se supo que en las calles de Falköping, en el sur de Suecia, se habían encontrado entre 50 y 100 cadáveres de grajillas. Y enseguida se habló de millares de peces que habían perecido también en Arkansas. Y no solo allí, de pronto de todas partes llegaron malas noticias: más peces muertos en Florida, y en Brasil y Nueva Zelanda, y otros pájaros en Tejas y cangrejos en Reino Unido...

Los expertos se han apresurado a rebajar la alarma. Es habitual que, de tanto en tanto, mueran distintos grupos de animales. Sin ir muy lejos, en una lagunilla cerca de Pétrola, en Albacete, el granizo mató este verano a 75 flamencos.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Esta vez es en Beebe donde las investigaciones han llegado más lejos. No hubo contaminación de ningún tipo, ni epidemia, ni enfermedad. Fueron los fuegos artificiales de Nochevieja. El ruido que produjeron las miles de luces que explotaron en las alturas asustó a los pájaros que descansaban en sus dormideras de los árboles, y empezaron a volar desconcertados y asustados. Chocaron contra ventanas y cables y paredes de edificios. Y los golpes los mataron.

Sus pequeños cuerpos negros sobre el asfalto han quedado, sin embargo, grabados en la retina de cuantos los vieron. Algo tienen que estar haciendo definitivamente mal los hombres para que incluso las aves detengan su vuelo y se precipiten al vacío.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_