El Ejecutivo intenta poner sordina al cruce con Rusia de expulsiones de diplomáticos

El Gobierno intentó ayer poner sordina al cruce de expulsiones de diplomáticos con Moscú para, probablemente, no perjudicar la intensa agenda de intercambios culturales con Rusia a lo largo de 2011 que incluirá, posiblemente, una visita de los Reyes a San Petersburgo en febrero para inaugurar el Año de España en ese país.

El Ejecutivo evitó publicar formalmente un comunicado y lo que hizo la Dirección General de Comunicación Exterior del Ministerio de Exteriores fue leerlo por teléfono a los periodistas que llamaban. En él se confirma que "el Gobierno invitó hace aproximadamente un mes a salir a dos diplomáticos rusos acreditados en España (...)". Rusia reaccionó, según reveló ayer EL PAÍS, ordenando, el viernes pasado, la expulsión de Ignacio Cartagena, consejero político de la Embajada de España en Moscú, y del primer secretario, Borja Cortés-Bretón.

Hasta ayer, Asuntos Exteriores se había esforzado por que el incidente hispano-ruso no trascendiese pese a ser el más grave -nunca habían sido expulsados cuatro diplomáticos- desde que ambos países restablecieron relaciones hace 33 años.

La nota leída por Exteriores a la prensa es tan cauta que ni siquiera menciona la palabra "expulsión" y recurre a una expresión muy vaga -los rusos realizaban "actividades incompatibles con su estatus"- para explicar que, según había demostrado el Centro Nacional de Inteligencia, eran espías. Fue el director del CNI, el general Félix Sanz Roldán, quien pidió a la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, que los dos secretarios de Embajada fueran expulsados.

Al anunciar, el 21 de diciembre, una decisión similar a la tomada por España, el ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, señaló que "los servicios secretos rusos contra los intereses de Reino Unido".

La versión del comunicado español leída a algunos medios de comunicación (por ejemplo, a la agencia France-Presse) considera "natural" la reacción de Rusia que "actuó con reciprocidad haciendo salir a dos homólogos" españoles. El ministerio no lamenta ni condena la "salida" forzada de los dos españoles pese a que, a diferencia de los diplomáticos rusos, ninguno de ellos se dedicaba a labores de espionaje. El consejero político, en la práctica el número tres de la Embajada, estaba más bien volcado en la preparación de varios eventos culturales.

"Ambos Gobiernos [el español y el ruso] consideran que este incidente está superado y están trabajando para completar las delegaciones [la palabra correcta es legaciones o embajadas] lo antes posible", concluye el texto leído por Exteriores. Moscú no se ha manifestado sobre este asunto.

La ministra, precisa por último, mantiene su visita a Moscú, el 16 de enero, para presentar allí el Año de España en Rusia, un ambicioso programa de actividades culturales.

Hace ocho años, el Ejecutivo español expulsó a dos diplomáticos rusos por espionaje, según reveló el ex ministro de Defensa Federico Trillo en sus memorias, a lo que Rusia replicó echando del país a un subteniente del Ejército adscrito a la Embajada de España en Moscú.