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Reportaje:TELEVISIÓN

Grissom entorpece a los jueces

Series de temática forense como 'CSI' o 'Bones' afectan al desarrollo de los juicios

Los crímenes en las series televisivas se resuelven de un plumazo. La mayoría, en menos de 40 minutos. Una marca de carmín o una huella en un trozo de cristal, y listo: el asesino está perdido. El problema viene cuando Grissom y compañía, aparte de cazar a psicópatas, se entrometen en el trabajo de abogados, fiscales y jueces en la vida real. Si los profesionales del Derecho esperan pruebas más concluyentes que las que los forenses pueden obtener, la jerga criminológica lo denomina efecto CSI. Pero, ¿existe?

El semanario británico The Economist publicó en abril un reportaje en el que citaba el trabajo de Evan Durnal, del departamento de Justicia de la Universidad Central de Misuri. Entre otras conclusiones, Durnal afirma que los fiscales cada vez pasan más tiempo explicando a los jurados por qué una prueba no es relevante. Según él, los jurados creen poseer conocimientos científicos por la televisión.

Algunos expertos piensan que culpar a la televisión es una visión simplista
"Los abogados están muy influenciados", dice un médico forense

Miguel Orós, médico forense de la Audiencia Provincial de Barcelona, afirma que el efecto CSI se cuela en los juicios. Y también en España. "Los jurados son gente de la calle y ven estas series. Están influenciados. Pero muchas veces son peores los abogados. Piden una avalancha enorme de pruebas vengan a cuento o no, contagian a sus clientes y alargan el proceso".

Las unidades policiales especializadas nacieron en EE UU a raíz del fracaso judicial en el caso del ex jugador de fútbol americano O. J. Simpson. Así fue como surgieron las series sobre cuerpos como el CSI. Los guiones realistas del principio dieron paso a tramas dramatizadas y fantásticas. Así, el doctor Orós calcula que "alrededor del 40% de las técnicas científicas que aparecen en las series no son posibles en la actualidad".

Un policía científico de Barcelona que prefiere no revelar su nombre dice confiar en la profesionalidad de los jueces, aunque matiza que su formación no es científica. "Los abogados les pueden meter un gol. Están formados, pero hasta un cierto nivel. Eso sí; el juez, con buen criterio, siempre se deja asesorar".

Este CSI, habituado a participar en juicios, relata una anécdota relacionada con la petición de pruebas irrelevantes: "Una vez nos pidieron que reconstruyéramos la caída de una persona para un supuesto caso de homicidio. Había que conseguir un muñeco de 80 kilos y subirlo a un quinto piso. Estaba muy bien, pero carecía de efectividad. Nosotros no tenemos medios técnicos suficientes para esas pruebas. Recuerdo que contesté que en la SEAT tenían maniquíes de prueba de choque muy buenos".

Douglas J. Levy, de la publicación jurídica Michigan Lawyers Weekly, reconocía en un artículo de finales del año pasado -La televisión no es la culpable del efecto CSI- que acusar a las series de temática criminal era una visión demasiado simplista. "Los que ven series como CSI no exigen más pruebas que aquellos que no las siguen para determinar que alguien es culpable", resumía. Francisco Viñals, codirector del máster en Criminalística en la Universidad Autónoma de Barcelona, coincide con la visión de Levy: "Son muchos inputs. Las series, pero también Internet, la prensa, las novelas. Pedir una pericial caligráfica ha dejado de ser ciencia-ficción".

Virginia Galera y Carmen Figueroa dirigen el doctorado en Criminalística en la Universidad de Alcalá de Henares. Galera, antropóloga física y fanática de CSI Las Vegas y Mentes criminales, opina que el efecto CSI no perjudica. Más bien todo lo contrario. "Las instituciones y el Gobierno se interesan más por los proyectos de investigación y es mucho más fácil conseguir dinero para financiarlos".

Figueroa, profesora titular de Derecho Penal, duda de que afecte en España: "El peso del jurado es mucho menor al que tiene en EE UU. A un lego en Derecho le puede influir, pero no a un profesional. Además, la jurisprudencia le da un valor muy importante a las pruebas científicas de laboratorio. No hay intereses ocultos y su valor es objetivo en un 99,9%. No se discuten".

El boom de las series de forenses fue una bendición para Marta Saloña. Hasta ese momento, esta entomóloga de la Universidad del País Vasco sufría mucho para hacerse entender. "Colaboro con patólogos forenses en procesos judiciales y tenía que emitir informes muy detallados". Tras CSI, todo fue a mejor. "A los jueces les suena lo que les digo. Me entienden". Incluso la universidad le va a construir un espacio para la cría de insectos. Y se lo debe a Grissom.

Gil Grissom, de <i>CSI Las Vegas</i>, en el laboratorio.
Gil Grissom, de CSI Las Vegas, en el laboratorio.

Las seis vertientes del 'efecto CSI'

Simon A. Cole y Rachel Dioso Villa, del diario especializado Stanford Law Review, distinguieron, en 2009, hasta seis variantes del efecto CSI, según quién sea el afectado.

- En jurados. Se creen expertos en ciencia por las series

y aumentan por ello el número de absoluciones.

- En fiscales. Si entienden que el jurado puede estar influenciado, pueden ocupar más tiempo cuestionando sus hábitos televisivos que estudiando el caso en cuestión.

- En abogados defensores. Lo opuesto al jurado. Confían demasiado en las pruebas y elevan los procesamientos.

- En productores televisivos. Han dotado al efecto CSI tradicional de un componente divulgador que, en ocasiones, implica una democratización indebida de la ciencia.

- En educadores. Lo ven positivo porque aumenta el número de alumnos que quieren hacer carreras científicas.

- En policías. Según los autores, es frecuente que los criminales vean estas series. Gracias a ellas, emplean lejía

y guantes para no dejar huellas en la escena del crimen.

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