De la 'caponata' al 'tiramisú'

A la entrada, a ras de la calle, una barra rodeada de mesitas donde se pueden degustar los platos del día en medias raciones. Tentempiés y tapas en versión italiana (stuzzichini según el argot de los antiguos mercados de Sicilia), que aparecen reseñados en una gran pizarra. Bocados a los que se suma una selección de embutidos de cerdo negro siciliano, además de vinos por copas. En la planta superior, un restaurante más formal donde se ofrecen platos sicilianos, con materias primas escogidas y sabores refinadamente complejos herederos de los fogones de la desaparecida Taverna Siciliana, algunos de cuyos clásicos figuran también en esta carta. Y al frente de todo el negocio, Ángelo Marino, que ejerce de cocinero, anfitrión y relaciones públicas. "Queremos recuperar parte del espíritu de informalidad de los antiguos mercados de Sicilia. Por eso hemos bautizado así a la casa. Mercato Ballarò es el mercado más antiguo de Palermo", asegura.

La carta rinde homenaje a guisos y platos de pescado, infrecuentes en los restaurantes italianos, especialidades que colocan a la cocina siciliana entre las más gustosas del país transalpino. En la relación, fetuccini con corvina, cuscús de pescados de roca, cabracho con lentejas a los toques de cítricos, guiso de pulpo picante y carpaccio de corvina sobre pan sardo. Especialidades de notas intrigantes en las que se entremezclan los aromas cítricos, el laurel, el azafrán y la pimienta.

Para empezar, una sabrosa caponata (pisto), y para concluir, el tiramisú de la casa. Y entre los platos característicos de los mercados, tendones y cartílagos al limón o la sopa de callos. La bodega, todavía en formación, contiene algunas marcas italianas interesantes.