Un tranvía hacia la nada
Un viaje en tranvía: una joven está sumida en sus pensamientos y observa cómo en cada estación suben y bajan los pasajeros. Su destino es la sede de los Servicios Secretos, está citada para un interrogatorio y repasa los antecedentes de esta visita, aparte de su pasado como hija, esposa, amante, nuera y compañera de trabajo en una fábrica de ropa. En un titánico esfuerzo por aparentar normalidad, relativiza su miedo con la rutina que ha tomado en anteriores citas con el Mayor Albu, quien le besa la mano para saludarla y se la aprieta tanto que podría gritar de dolor. Pero en realidad cuenta con lo peor: por primera vez se ha traído una bolsa de plástico con un cepillo de dientes y una pequeña toalla.
Hoy hubiera preferido no encontrarme a mí misma
Herta Müller
Traducción de Juan José del Solar
Siruela. Madrid 2010
195 páginas. 17,95 euros
El viaje en tranvía enhebra en Hoy hubiera preferido no encontrarme a mí misma muy hábilmente un episodio inquietante tras otro para una alegoría de la vida monótona y angustiante bajo el régimen de Nicolae Ceausescu. Con esta su más sutil y diamantina novela cerró Herta Müller la trilogía compuesta por La piel del zorro y La bestia del corazón, donde demuestra muy lacónicamente, sin recurrir a escenas de violencia o abierto dramatismo, cómo en el estado totalitario la vigilancia y la denuncia entran en todas las relaciones humanas, para lentamente corroerlas y al final destruirlas.
Ni una le queda a esta mujer ajena a cuestiones políticas, cuyo único crimen consiste en no querer renunciar a su deseo de felicidad personal, una felicidad cada vez más reducida y cuestionable. "Con la felicidad me he conformado, aunque Paul dice que no es tal. De vez en cuando digo: me va bien". La resistencia de este personaje aislado y humillado se va debilitando a lo largo del trayecto en tranvía. Herta Müller ha conseguido hacernos partícipes del proceso de debilitamiento interior de ese ser humano sometido a la tortura psicológica del miedo y de la desconfianza que se cuelan hasta dentro del lenguaje: "Qué hacer cuando con la palabra no puede decirse mucho, cuando la mejor palabra es mala". Al llegar a su destino, hemos comprendido por qué la mujer se rinde. Extraordinario.
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