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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Tom Walkinshaw, con él arrancó el mito Schumacher

Como ingeniero jefe de Arrows hizo debutar a De la Rosa

Oriol Puigdemont

Los grandes éxitos que Michael Schumacher acumula en la fórmula 1 han venido normalmente de la mano de Ross Brawn, que fue su director técnico en Benetton, después en Ferrari y lo sigue siendo ahora, en Mercedes. Los logros de uno no serían los mismos sin la incidencia del otro, y por eso, tanto Brawn como Schumacher le deben tanto a Tom Walkinshaw, el ex piloto que les puso a trabajar juntos en Benetton y que falleció el 12 de diciembre, a los 64 años, víctima de un cáncer. Había nacido en Mauldslie, cerca de Penicuik, Midlothian en Escocia.

Su carrera comenzó a brillar en 1969, año en que se proclamó campeón de la Fórmula Ford escocesa, antes de comenzar a hacerse un nombre en los campeonatos de turismos, como piloto y también como propietario del equipo TWR (Tom Walkinshaw Racing) Jaguar. El punto culminante de su trayectoria en los campeonatos de turismos tuvo lugar en 1984, cuando le sirvió a Jaguar el título europeo, circunstancia que propició que la marca del felino le eligiera para capitanear el proyecto que debía devolverla a lo más alto.

En seis años acumuló tres títulos mundiales y otras dos victorias en Le Mans, éxitos que propiciaron que la estructura de Benetton que participaba en el Mundial de F-1 le reclutara como jefe de ingeniería en 1991. Le acompañó Ross Brawn, que había trabajado como diseñador en TWR, y poco después llegó Schumacher, que en 1994 sumó el primero de los siete títulos mundiales que acumula. Al año siguiente, Walkinshaw adquirió el 50% de Ligier, propiedad de Flavio Briatore, entonces jefe de Benetton, pero la relación entre ambos se rompió y eso hizo que el escocés decidiera comprar un paquete accionarial mayoritario de Arrows.

Walkinshaw convenció a Damon Hill, campeón en 1996 con Williams, para que corriera para Arrows en 1997 (terminó el 12º y solo subió al podio en Hungría). Ese año también desempeñó un papel determinante para que Bridgestone regresara a la F-1 antes de lo que inicialmente había anunciado, y eso propició que su escudería fuera la primera del paddock en calzar sus bólidos con los compuestos de la marca japonesa.

"Era muy honesto"

Dos temporadas más tarde (1999) fue quien cumplió el sueño de Pedro de la Rosa de debutar en la F-1. "Yo le definiría como un tío extremadamente directo, de esos que no se andan por las ramas cuando te tienen que echar una bronca. Pero, a la vez, era muy honesto, una persona de esas con la que podías discutir. Era claro, llamaba a las cosas por su nombre, y eso hizo que se ganara el respeto de todo el paddock", describe De la Rosa. "Le debo mucho porque él fue el primero que confió en mí, y, además, lo hizo en un momento en el que la F-1 no era tan popular como ahora, por no hablar de los pilotos españoles", añade. "Hay un recuerdo que no se me olvidará nunca. Fue en Monza, en 2001, cuando sufrí el accidente más importante de mi carrera, en el que murió un comisario. Los médicos estaban tratando de reanimarle y él llevaba un mono naranja, como el mío. Cuando Tom vio aquello, se llevó inmediatamente a Reyes (la mujer de De la Rosa) del taller, para que no lo viera, y la mantuvo entretenida hasta que vio que el que estaba tendido no era yo. Eso solo lo hace un buen tío", zanja el catalán.

Otro que coincidió con Walkinshaw fue Joan Villadelprat, uno de los responsables de Benetton cuando se incorporó el escocés. "Era un loco de las carreras. Coincido con Pedro en que era una persona de esas que van de cara, muy directo. Pero, a la vez, era noble y honesto", explica Villadelprat. "Cuando llegó a Benetton tuvimos algún rifirrafe porque quería desempeñar alguna de mis funciones. Pero luego lo aclaramos y todo fue perfecto, no hubo ningún problema", remacha el técnico.

Los problemas económicos le obligaron a deshacer Arrows en 2002. La última vez que se le vio en un gran premio fue esta temporada, en Reino Unido. Dos de las personas que se pararon a darle un abrazo fueron Schumacher y Ross Brawn.

Tom Walkinshaw, en 2006.
Tom Walkinshaw, en 2006.GETTY

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