Una ópera de la vida y la muerte

La historia de amor que viven la bordadora de flores Mimì y el poeta Rodolfo en una polvorienta buhardilla del París del siglo XIX revive en la Sevilla del siglo XXI. La Bohème, la célebre ópera de Giacomo Puccini, podrá verse en el Teatro de la Maestranza los días 9, 10, 11, 13, 14, 16, 17 y 18 de diciembre.

La ópera de Puccini (1858-1924) contará con un doble reparto integrado por las voces de Ainhoa Arteta, Massimo Giordano, Claudio Sgura, Beatriz Díaz, Juan Jesús Rodríguez, Matteo Peirone y Carmela Remigio, entre otros. La dirección musical corre a cargo de Pedro Halffter. El director de escena es John Copley. La obra está producida por la Royal Opera House Covent Garden de Londres.

Las más de 14.000 entradas puestas a la venta se han agotado

La Bohème fue estrenada el 1 de febrero de 1896 en Turín bajo la dirección de un joven Arturo Toscanini. Es considerada como uno de los títulos más amados del repertorio operístico. La crítica la recibió de forma áspera, pero el público la hizo suya y propició su éxito.

La Bohème plasma en el escenario el "verismo teatral" que empapó la ópera italiana de finales del siglo XIX. El drama está extraído de Escenas de la vida bohemia (1844), un folletín de Henri Murger cuyo retrato de los personajes es más ácido que el del libreto lírico encargado por Puccini a Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, que le dieron un recorte al dramón hasta transformarlo en una pieza de relojería.

El argumento es simple. Rodolfo y Mimì, dos jóvenes que viven en la miseria, se enamoran. Los celos hacen su labor de zapa y se separan. Pero la muerte acaba reuniéndolos para que Mimì pueda despedirse de Rodolfo. Una trágica historia protagonizada por dos seres anónimos en el París de 1830. Pero, a la vez, La Bohème ha hecho llorar de emoción a generaciones enteras de aficionados a la ópera. Además, ha sido una buena puerta de entrada para que los recién llegados al género perseveren en su afición.

La Bohème supone una cumbre de la ópera sentimental que se perpetúa en la memoria en arias inolvidables como Mi chiamano Mimì o Oh, soave fanciulla. El dueto del primer acto, desde la sorpresa de Rodolfo -"Che bella bambina!"- que le cuenta a ella que es un don nadie, y ella a él que se llama Mimì, hasta esa palabra "amor" que lo cierra, es una pieza soberbia de melodrama. El segundo acto es un ejemplo de cómo entrecruzar acciones distintas (enamorados, niños, militares). En el tercero se revela el alma de los protagonistas. Y el cuarto maneja de forma sobresaliente la tensión emocional.

Pedro Halffter ha recalcado que esta producción "es extremadamente cuidadosa con las indicaciones escénicas de Puccini", informa Europa Press. Y ha destacado la "velocidad" con la que se agotaron las entradas -más de 14.000- para ver este clásico. Esto refleja, a juicio de Halffter, "el interés que en Sevilla existe por la ópera".

Ahora solo resta dar rienda suelta a la emoción. Y no ponerle tope. Si se llora que sea sin miedo ni vergüenza. Porque en La Bohème está todo lo que hace de la realidad algo triste y bello. Hay amor y muerte, esperanza y fatalidad, conflicto y perdón. Como en la vida.