Efecto mariposa en Roma
Una instalación de Bik Van der Pol sobre el cambio climático inaugura la ampliación del museo MACRO
Como atrapadas en su propio espacio aéreo, unas doscientas mariposas y polillas de un centenar de especies se disputan la atención de los visitantes en el renovado centro de arte contemporáneo MACRO, en Roma. La cápsula ortogonal transparente que las alberga es la pieza ¿Estás realmente seguro de que el suelo no puede ser también el techo?, de la pareja de artistas holandeses Bik Van der Pol, formada desde 1995 por Liesbeth Bik y Josh Van der Pol.
La obra pretende al mismo tiempo ser un homenaje a la célebre casa Fansworth, de Mies Van der Rohe. "No es exactamente una réplica, digamos que la hemos encogido a un 75% de su escala", explicaba el viernes Bik entre el revolotear de las farfalle. También, una reflexión sobre el cambio climático y lo que las energías renovables pueden hacer por frenarlo, pues, por alguna razón, tanto la sala de nueva construcción en la que se expone como la financiación de la pieza misma han corrido por cuenta de Enel Contemporanea, programa de apoyo al arte actual del gigante energético italiano (propietario también de la española Endesa).
"Elegimos las mariposas porque son las criaturas más sensibles al calentamiento global y porque como insectos son los más agradables de ver", aclaraba Bik, cuyo trabajo fue elegido por un jurado internacional y sucede en la lista de galardonados con el premio Enel Contemporanea a artistas de la talla de Doug Aitken o Angela Bulloch.
En el interior de la casa de cristal, los visitantes accedían tras una moderada espera a un sofocante y húmedo ecosistema de condiciones ideales para la cría de lepidópteros y habitado por mariposas de toda condición, como las cobra (¡con sus treinta centímetros de envergadura!), plantas tropicales y tres ejemplares de la especie de los entomólogos, venidos del insectario Esapolis, en Padua, y prestos a disipar todas las dudas. "Una mariposa puede vivir, una vez abandonado el estado larvario hasta dos meses si está a salvo de depredadores", explicaba uno de ellos.
Lástima que los invitados que abarrotaban el acto doble de la inauguración de la pieza y de la ampliación del centro contemporáneo MACRO (una fauna no muy distinta a la de cualquier sarao artístico) se antojaran de pronto parte de una temible clase depredadora. Armados con copas de champán y canapés, se movían por los nuevos espacios creados por Odile Decq. Partiendo de la estructura de una vieja fábrica de cerveza, la arquitecta francesa ha ideado una ampliación fluida que se articula en torno a una gran "plaza" de color intensamente rojo. "El reto", aseguró Decq, "era dialogar con un barrio que carece de puntos de encuentro ofreciéndole uno a sus vecinos".
¿Más desafíos? "Traer Roma al siglo XXI, de la Antigüedad a la contemporaneidad", como se encargó de repetir el viernes todo el mundo, incluido el alcalde Alemanno, que compareció con muletas. Ya conocen el manido eslogan de la Teoría del Caos: el aletear de una mariposa en Japón puede desatar una tempestad en la otra parte del mundo. Con vecinos como la Galleria Borghese o los Museos Vaticanos, el modesto MACRO, o el MaXXI, la otra reciente incorporación museística, también contemporánea, a Roma, quizá pueden parecer poco capaces de desencadenar tempestades artísticas en la ciudad milenaria. Pero al menos, estas mariposas lo están intentando.
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