Pura magia recitada
Que el alumbramiento mediático del quinto disco de Kanye West haya derivado en una obra maestra del hip-hop para todos los públicos resulta reconfortante. Su fascinante Twitter, su depresión por la mala acogida de su incomprendido 808s & heartbreak, el accidente de coche en Hawai, su obsesión con Michael Jackson, su desencuentro con Obama... Todo ese drama diario canalizado en pura magia recitada. Aunque haya claros puntos álgidos (las rimas de So appalled, la asombrosa colaboración de Nicki Minaj en Monster, los arreglos en general), resulta casi imposible distinguir alguna debilidad en un álbum que extrae lo mejor de él y de todos los que le han rodeado en un momento de inspiración semejante.
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