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Alicante quiere recortar un tercio la factura de la luz

El 40% de las vías se iluminan de forma poco eficiente

El Ayuntamiento de Alicante prevé la inversión de un millón de euros para ahorrar hasta un 30% de la factura que paga la ciudad por alumbrado público. Las primeras experiencias se han desarrollado de forma satisfactoria en la plaza de la Muntanyeta y en la avenida de Maissonave. Se han cambiado las bombillas por nuevas lámparas de tecnología led (diodos emisores de luz en sus siglas en inglés) que consumen dos tercios menos. El ahorro anual previsto en esta zona se estima en 7.000 euros.

Andrés Llorens, concejal de Atención Urbana, acudió a Valencia, una ciudad que destaca por el exceso de contaminación lumínica, para explicar las actuaciones desarrolladas hasta la fecha en Alicante. Llorens expuso uno de los cuatro casos prácticos de ahorro de energía que se comentaron ayer en un seminario sobre eficiencia energética organizado por la Fundación Gas Natural.

Llorens explicó cómo el Ayuntamiento de Alicante contrató una auditoría energética del alumbrado público que reveló que el 40% de las vías urbanas de Alicante están iluminadas de forma poco eficiente. Las zonas menos eficientes corresponden al centro histórico, donde las instalaciones son más antiguas. Además, se detectó un exceso de iluminación en "la práctica totalidad de las calles".

El responsable de Atención Ciudadana detalló algunas de las iniciativas previstas en el futuro inmediato para seguir arañando euros a la factura del alumbrado público.

Liberalización

La primera pasa por el efectivo control de la facturación para aprovechar al máximo las posibilidades que ofrece la liberalización del sector eléctrico. El objetivo es recortar la factura el 5%.

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En aquellas farolas que no conviene remplazar porque son demasiado recientes se sustituirán las lámparas por otras de menor potencia, siempre que garanticen la adecuada iluminación de las vías públicas.

Otra posibilidad que se baraja es instalar "reductores de flujo" en determinadas farolas o en determinados centros de mando. La idea es reducir la intensidad de la iluminación en determinadas franjas horarias en las que no resulta necesaria toda la potencia.

La auditoría sobre alumbrado público también ha detectado que muchas farolas carecen de los reflectores adecuados para dirigir los haces de luz hacia el suelo. La instalación de los correspondientes reflectores permitiría instalar bombillas de potencia inferior con los mismos resultados y reduciría la contaminación lumínica.

La última iniciativa pasa por instalar sistemas de gestión informática del alumbrado que permitirían adaptar los horarios de encendido de las farolas; el control de consumos anómalos para detectar pérdidas; las averías; incluso la ruptura de bombillas por actos de vandalismo.

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