El viaje al futuro de Holmes
La BBC recrea en clave moderna al detective de Conan Doyle con una miniserie que estrena este domingo TNT
"Cuando rodábamos Dr. Who cada día teníamos que coger un tren y en el trayecto le dábamos vueltas a un montón de cosas y una de ellas acababa siendo invariablemente Sherlock Holmes. Nos gustaba la idea de dar una vuelta al personaje, reivindicarlo, ponerlo en perspectiva. De ahí surgió Sherlock". Mark Gattis y Steven Moffat, guionistas de pluma afilada, se las componen para hablar a dúo sin que se sepa muy bien quién empieza las frases y quién las acaba. Gattis y Moffat también son dos figuras célebres en Reino Unido por su versión de Dr. Who, serie de ciencia-ficción sobre las aventuras de un alienígena aficionado a viajar en el tiempo.
El primero acaba de pasarse a la pantalla grande para escribir el guión del Tintín de Steven Spielberg; el segundo sigue sentando cátedra en la pequeña pantalla. Los dos presentan en Londres a su nueva criatura y la niña de los ojos de la BBC inglesa: Sherlock, una producción de tres capítulos sobre el detective creado por sir Arthur Conan Doyle, que estrena este domingo TNT (22.00). Eso sí, con los signos vitales del siglo XXI.
El investigador ya no fuma, es de sexualidad ambigua y adicto a Google
A su lado se sienta Benedict Cumberbatch, uno de los actores más perseguidos por Holly-wood y el protagonista de la próxima película del ya mencionado Spielberg: The war horse. "Me encanta Sherlock Holmes, es un tipo brillante, encantador, magnético. Recurrí mucho al libro para construir el personaje porque me fascinaba la cantidad de detalles que se podían encontrar allí y al mismo tiempo lo abstracto y etéreo que seguía siendo Holmes. Creo además que el hecho de haberlo confrontado con la tecnología y demás pero conservando su carácter obsesivo es algo magnífico". El Sherlock del actor no fuma, es de sexualidad ambigua (los gags sobre su relación con el doctor Watson -el magnífico Martin Freeman, próximo protagonista de El hobbit- son una trama recurrente) y es adicto a Google. Su querido Watson regresa de la guerra de Afganistán con estrés postraumático, usa bastón y escribe un blog aconsejado por el psiquiatra del Ejército.
Y aunque pudiera parecer lo contrario la lealtad de la serie a Doyle es inquebrantable: "Adorábamos las películas de Basil Rathbone y Nigel Bruce, situadas en la II Guerra Mundial. Pero pensamos que podríamos trasladar el núcleo a la actualidad sin olvidarnos de la esencia de los personajes: Sherlock y Watson son tan específicos que podrías ponerlos en cualquier parte y seguirían funcionando como un reloj", termina Moffat.
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