Francisco Rubiralta, fundador de Celsa, un imperio del acero
El empresario catalán hizo de una relaminadora una gran multinacional
El empresario catalán Francisco Rubiralta Vilaseca, presidente y fundador del gigante del acero Celsa, falleció anoche en Barcelona. Nacido en Manresa en 1939, Rubiralta convirtió una pequeña firma en una las mayores multinacionales familiares de Cataluña. Amante de la música, el empresario catalán era también mecenas del Liceo y vocal de la junta del Palau de la Música Catalana. Además, estaba muy ligado a las escuelas de negocios y las universidades de la ciudad, desde donde impulsó varias cátedras.
Solo un puñado de firmas familiares catalanas han logrado entrar en el Club de los 1.000 millones, como se conoce a las firmas que han alcanzado una facturación superior a esa cifra. Rubiralta lo consiguió tras internacionalizar una empresa que fundó en 1967 y que siempre consideró heredera del fuego catalán, las antiguas fargas. Ese año, junto a su hermano José María, Rubiralta creó en la localidad barcelonesa de Sant Andreu de la Barca la Compañía Española de Laminación (Celsa), una pequeña relaminadora de redondo corrugado, con un capital de 10 millones de pesetas.
Rubiralta acababa de llegar entonces de Pittsburg (EE UU)con un posgrado de la prestigiosa universidad de Carnegie Mellon, adonde había acudido tras sus estudios de Ingeniería Industrial en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Como resaltó ayer Celsa en un comunicado, el empresario era un "firme defensor de la formación continua", por lo que amplió su currículo en Iese, Harvard y Stanford.
Admirador del grupo norteamericano Nucor Steel, Celsa fue engullendo empresas a lo largo de sus 43 años historia. Digerió Torras Herrería y Construcciones, Altos Hornos de Cataluña, Nueva Montaña Quijano, Nervacero, Industrias del Besòs... Hoy Celsa poco tiene que ver con esa pequeña industria de Sant Andreu de la Barca y es un gran conglomerado multinacional con filiales en varios países de Europa, Norteamérica y Asia. A partir de ahora será su hijo Francesc Rubiralta Rubió, que ha ocupado hasta ahora varios cargos directivos dentro del grupo, quien tome las riendas de ese imperio y deba lidiar con la crisis financiera, que ha tocado al sector industrial.
Dado su compromiso con el desarrollo empresarial, Rubiralta fue uno de los impulsores del Instituto de la Empresa Familiar y de cátedras en el Iese, la UPC y Esade. Además de su papel en las principales instituciones musicales de Barcelona, su faceta de mecenas se completa con la puesta en marcha de la fundación Adana, que trata de ayudar en la investigación y el tratamiento del trastorno por déficit de atención.
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