Allan Sandage, el astrónomo que heredó y corrigió a Hubble
Allan R. Sandage, posiblemente el más perspicaz y minucioso de los observadores del universo en los últimos 50 años, falleció el 13 de noviembre en su hogar en San Gabriel (California). Para entender la importancia de su legado, les ruego que me acompañen en un apasionante viaje del pasado al futuro.
En 1609, Galileo Galilei, con un rudimentario telescopio, descubrió que en la Vía Láctea, nuestra galaxia, había muchas más estrellas que las conocidas hasta entonces. Más de tres siglos después, en 1924, Edwin Hubble, con el que era el mayor telescopio del mundo, descubrió, en el Observatorio de Mount Wilson (California), que la Gran Nebulosa de Andrómeda, una borrosa espiral en el cielo del hemisferio norte, era otra galaxia, un sistema estelar independiente del nuestro, con otros miles de millones de soles. En 1929, Hubble descubrió, además, que todas las galaxias parecían alejarse de nosotros. Y a una velocidad proporcional a la distancia: cuanto más lejanas, más rápidas. Hubble dedujo que el universo debía de estar en expansión y cada galaxia se separa de todas las demás. Fue la primera observación que corroboró lo que hoy es el modelo de la Gran Explosión: la Cosmología se convirtió en ciencia.
Hubble continuó observando galaxias con los telescopios de la Carnegie Institution en Mount Wilson y Monte Palomar hasta su muerte en 1953. Durante sus últimos años, un joven astrónomo trabajó como su ayudante y colaborador más cercano. Era Allan Sandage, quien estudió su doctorado con Walter Baade. Este había descubierto la existencia de dos tipos diferentes de estrellas variables Cefeidas, lo que llevó a una primera corrección de los resultados de Hubble sobre la expansión del universo.
Así, apenas llegado a Carnegie, Sandage combinó los datos de estrellas Cefeidas en otras galaxias observados por Baade y Hubble con sus propias observaciones para aumentar, en un factor 4, la edad y el tamaño del universo que dedujo Hubble. Durante los siguientes 50 años contribuiría a prácticamente todos los campos de la Astronomía, destacando por su habilidad para elegir y realizar las observaciones más adecuadas, por el ingenio de muchas de sus intuiciones, y por la finura al analizar y presentar sus resultados. Aún hoy es un placer leer sus artículos, que se siguen casi como un libro de texto por su claridad y detalle.
Constante de la expansión
Una de sus principales contribuciones ha sido la medida del ritmo de expansión del universo, expresado en la Constante de Hubble. El primer valor que el propio Hubble estimó en 1929 fue de 500 kilómetros por segundo y por megaparsec (es decir, dos objetos cósmicos se alejan a una velocidad de 500 kilómetros por segundo si están separados por una distancia de un megaparsec, algo más de tres millones de años luz). La primera corrección de Sandage lo redujo de 500 a 120.
Durante decenios, dos escuelas de astrónomos colocaban el valor cerca de 100 o 60. Sandage y sus colaboradores se mantuvieron en el rango más bajo, mientras muchos otros grupos reducían progresivamente el valor, de 100 hacia la zona de Sandage. Hoy, en esta época de la Cosmología de precisión, el valor más ajustado está entre 65 y 75.
Sandage heredó de Hubble en 1953 un universo en expansión, una excelente colección de instrumentos de medida, una pasión sin límite por la observación del cosmos, y una inquebrantable fe en la posibilidad de entenderlo con las observaciones. Tuve la suerte de conocerle personalmente en 1997 en una conferencia en la sede del Telescopio Espacial Hubble en Baltimore. Me sorprendió la agudeza de su acercamiento a los problemas que se trataron, y tuve la impresión de estar ante un hombre del Renacimiento que apreciaba cada uno de los detalles de los diversos temas que se presentaban. Acababa de cumplir 70 años.
Hasta este año, continuó realizando observaciones y presentando resultados en prensa y en conferencias. Gracias a él, el legado de observadores como Galileo y Hubble continúa vivo.
Alberto Fernández Soto es científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el Instituto de Física de Cantabria (CSIC-UC, Santander).
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