"La vida de una persona vale año y medio sin carné"
Víctimas de la "violencia vial", contra la impunidad de los agresores
En las navidades pasadas a Manuel Mayo se le removió algo por dentro. Cerca de donde murieron sus padres en un accidente de tráfico, cuando tenía 17 años, se salió de la vía junto a su mujer, embarazada. Al día siguiente, se le cruzó la imagen del accidente en el que perdieron la vida Julia Vázquez y Carlos Prado: era el mismo lugar, pero en sentido contrario, donde ellos tuvieron el susto. De tantas coincidencias nació el proyecto Dous de vintetantos, un documental que pone rostro a las víctimas de accidentes de tráfico y que se proyecta hoy en Santiago dentro de la programación del festival Cineuropa.
Irene volvía del colegio con su abuelo y su hermano pequeño cuando una grúa le pasó por encima en un paso de peatones. Faltaba una semana para su séptimo cumpleaños. Su padre, José Alberto Fernández Garralón, es "tristemente uno de los protagonistas" del documental, donde cuenta su experiencia desde la perspectiva de que puede ayudar a otros y concienciar a los conductores. El proceso judicial terminó este verano, y tras dos años y medio, la sentencia condenaba al conductor por homicidio por imprudencia grave: un año de retirada de carné más otro de cárcel, que no cumplirá porque no tiene antecedentes. "No se correspondía la pena con la culpa", sostiene Fernández, por lo que la familia recurrió. La decisión firme consiguió mantener lejos del volante al condenado durante seis meses más. "La vida de una persona vale año y medio sin carné y un año de cárcel que no se cumple", resume. Es la "sentencia mínima" porque "quiso colaborar". ¿Qué quiere decir eso? "Que no huyó del lugar y que no iba bebido". El juicio fue para la familia "una experiencia muy desagradable". "Sabes cómo fue el accidente y ves cómo tratan de echarle la culpa a los inocentes", explica. Estaba el semáforo en rojo para los vehículos y en verde para los peatones que cruzan el paso de cebra, cuenta. Y aun así, "intentaron echarle la culpa al abuelo" que iba un par de metros alejado de su nieta.
"La pena y la culpa no se corresponden", lamenta el padre de una niña atropellada
Con los accidentes de tráfico "cualquier cosa sirve para no culpar". "Todos jugamos con la excusa de que tenemos miedo, que tener un accidente nos puede pasar a todos", dice. Por eso, diferencia entre accidente y siniestro, entre lo casual y la violencia en la carretera, y alude a sentencias ejemplares de otros países europeos. Cita al filósofo José Antonio Marina para afirmar que "las leyes están para educar y de poco sirve la justicia si no se educa". "Lo único que te queda es el consuelo de que has luchado por el recuerdo de tu hija", cree.
Después de su muerte, Fernández comenzó a colaborar con la asociación Stop accidentes, y a contar su historia. Reflexiona también sobre cómo, tras un accidente, se suma al dolor de la pérdida el desconcierto, "el no saber cómo moverte". Fernández tardó "más de un año" en topar con esta asociación y, por ello, reclama una oficina para las víctimas de la "violencia vial", "un número al que llamar". "Las familias no tienen a quién acudir, los pasos los vas dando pero cometiendo errores", relata. Por su experiencia sabe que "cada uno se apaña como puede".
Después están los atropellos en los juzgados. Mayo cuenta cómo en el proceso por el atropello de un hombre, Manuel Abalo, en un paso de cebra en Vilagarcía, la defensa sugirió que la víctima no se había apartado hacia el lado correcto al ver acercarse un coche a 100 kilómetros por hora en el casco urbano. El culpable huyó del lugar y quiso reparar su coche en Portugal. El juez no le retiró el permiso antes de dictar la sentencia y fue la propia familia del fallecido quien tuvo que reclamar esta medida.
Su historia, como la de la pareja que se llevó por delante un pique de coches en la calle Jenaro de la Fuente, de Vigo, o la del joven sin carné de conducir que causó la muerte a cinco personas, entre ellas su madre, en la vía de O Salnés, se retratan en el documental.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.