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160 denuncias entre vecinos en una aldea de A Pontenova

El alcalde teme que pueda haber muertes por el "problema grave de convivencia"

Carmen Ossorio, de 56 años, y su compañero, Higinio Fiallega, de 53, cumplen una relativa huelga de hambre (se alimentan de zumo de tomate y café con leche) en su Opel blanco, ante los Juzgados de Mondoñedo, y piensan seguir así "hasta el año que viene", si es necesario, porque consideran que la juez se ha puesto de parte de los otros habitantes de Roxas, una aldea de cinco casas en la que domina, por parentesco, el apellido Ramallal.

Desde hace 11 años, por causa de "un problema gordo de convivencia", "uno de los asuntos más graves" que tiene que encarar en el municipio, según lo define el alcalde, Darío Campos (PSdeG), se han cruzado ya 160 denuncias, no sólo entre los vecinos enfrentados, sino también contra responsables del Ayuntamiento y la propia juez.

"Me dieron con un tronco en la cabeza y perdí el sentido", asegura la mujer

La arzuana Carmen Ossorio es "pintora de galgos" y tiene, además, una veintena de canes de esta raza en su domicilio. Ella explica que en la aldea, desde que se fue a vivir con Higinio (nativo de la aldea y divorciado de otra lugareña), no fue bien recibida por su vida "bohemia", y asegura que vive sometida a un estado de "terror rural", en el que a los constantes insultos han seguido las agresiones físicas. Afirma que ya le han pegado varias veces ("en una ocasión me dieron tres hombres y dos mujeres con un tronco en la cabeza y perdí el sentido"), que ha habido también varios intentos de atropello, que le han matado "perros y cabras" y le han "pegado tiros en las ventanas". Las escenas, a veces, son grabadas para luego documentar las denuncias.

"La bohemia no quita la higiene", defiende por su parte el alcalde. Campos asegura que la pareja vive en "condiciones infrahumanas" y tiene "problemas psiquiátricos", que los perros no dejan dormir a los otros vecinos y que la gente "tiene miedo". "Yo creo que ella busca que le peguen para cobrar luego la indemnización", comenta el alcalde, "y cualquier día puede pasar algo peor", como una muerte, porque "provocan a todos". "Con ellos", en A Pontenova, "tenemos un grave problema social que no podemos resolver", afirma el socialista. "El juzgado es el que tendría que tomar la decisión de tratar [médicamente] a estas personas, pero nadie quiere dar ese paso", protesta. Hace un año, Campos y la asistente social fueron a "hacerle una visita" a la pareja: "Les explicamos que se les daría una ayuda, y claro que los ayudaríamos si cambiasen de actitud", cuenta el regidor.

Ossorio, en cambio, dice que el alcalde intenta incapacitarla implicando incluso a su familia, y que llegó a recoger 703 firmas de vecinos de toda A Pontenova para lograrlo, de momento, sin éxito, porque no hay ningún informe psiquiátrico que respalde su propósito.

Mientras la pareja empezaba su huelga fuera, dentro del juzgado se la condenaba a pagar por enésima vez. Ahora son 134 euros por dos gallinas que, según los vecinos, mató un galgo. "Fue el zorro", defiende Ossorio.

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