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Columna
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Trampas

David Trueba

Poder y oposición son dos estados de la mente. Dos puntos geográficos que tienen mucho de virtual. Desde el poder se transmite siempre la sensación de imposibilidad para la reforma, el cambio, para mejorar las cosas. Miren a Obama, en su comparecencia tras la tarascada electoral, dejó asomar la enorme tristeza por todo aquello que se resiste a cambiar bajo el influjo de su carisma. Como si gobernar fuera ir trampeando. Y en el otro lado está la oposición, donde todo es posible, pero todo es remoto, donde siempre se conjuga en condicional, donde vender aire es un negocio lucrativo. Toda la semana la hemos pasado en la relectura y comentario de texto de la entrevista de Mariano Rajoy en este periódico.

Al emparentarse con las reformas propuestas por Cameron, Rajoy solo pretendía dejar constancia de que ni Sarkozy ni Merkel son ya compañeros de viaje, que no se haría la foto con ellos ni aunque volviera a hacer la primera comunión Fraga. Cameron, al menos, está en ese limbo que separa a la oposición del poder. Pero claro, si Rajoy había escondido hasta el momento cualquier propuesta palpable de gobierno era por algo. Porque o bien eran feas o bien eran mentiras piadosas. Suerte que tuvo la reacción de admitir que no conocía la letra pequeña de los planes anunciados en Reino Unido, ya conocidos como El Recorte Inglés. Es algo así como ser fan de la teoría de la relatividad, pero solo si se usa para hacer tostadoras, de la bomba atómica no queremos saber nada.

Si los socialistas han querido hacer ver que tras las incipientes propuestas de Rajoy hay una tremebunda agenda oculta, los medios conservadores lo han arropado, convirtiendo las declaraciones en el producto de una manipulación mediática mayúscula. En una de esas tertulias donde todos están ruidosamente de acuerdo incluso escuché decir que Rajoy había caído en la trampa de conceder una entrevista a un medio no afín. Qué tristeza pensar que salirse del masaje entre fieles y palmeros es una trampa. Que decir algo es un riesgo inasumible. Si trampa es contestar preguntas lógicas, si trampa es presentar tus planes, si trampa es asumir posturas, es que alguien pretende que los medios se consuman como papillas y biberones.

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