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Reportaje:

Aprender después de la represión

Ferrol dará clases gratuitas a las mujeres que dejaron sus estudios en el franquismo

Para las mujeres que no estudiaban más allá de los 12 ó 13 años -la mayoría-, la escuela franquista no alimentaba otras expectativas que las de convertirse en amas de casa, esposas solícitas y cuidadoras de los padres llegadas la vejez o la enfermedad. Por eso en muchas de aquellas niñas, que crecieron alejadas de los libros, la falta de oportunidades académicas acabó convirtiéndose en insatisfacción. En las próximas semanas, ya jubiladas y libres de obligaciones familiares, algunas de ellas volverán a la escuela. El Ayuntamiento de Ferrol acaba de presentar un proyecto pionero, Agora si, para que las estudiantes frustradas de la dictadura puedan retomar las clases que dejaron abandonadas para dedicarse a las que en la época eran "las labores propias de su sexo".

La mayoría tiene problemas para escribir y entender lo que leen
"Les negaron la posibilidad de elegir", asegura la concejala de Muller

"Se olvidaron del placer de la lectura, de la ortografía y se quedaron con las ganas de avanzar un poco más en Matemáticas", explica María Concepción López, concejala de Benestar Social, Muller e Xuventude, el departamento del que nace la iniciativa, inmerso estos días en la busca de un grupo de 15 mujeres nacidas entre 1925 y 1951 que no hayan completado sus estudios primarios. Ni una semana después de que el Ayuntamiento diese por primera vez publicidad al proyecto, ya hay seis candidatas dispuestas a retomar la formación que en su infancia les negó el sexismo académico del franquismo. "Todas ellas fueron víctimas, muchas veces de forma inconsciente. En cuanto en su casa había necesidad, la que dejaba las clases era la niña", explica López. La idea de enseñar a las niñas criadas en la dictadura nació tras una conversación con las amas de casa que frecuentan la Casa da Muller de Ferrol. Por sus palabras, la concejala notó que la mayoría se sentían frustradas por todo lo que su tiempo no les permitió alcanzar. "Muchas me decían que se les daban muy bien los números, pero que los maestros las encaminaban por otro lado". Ese otro lado era el de las tareas domésticas, la costura, la cocina y los buenos modales, imprescindibles para la tarea que el régimen les tenía encomendada, la de futuras esposas y madres.

Si una niña despuntaba en Matemáticas, se le frenaba. La pedagogía del franquismo entendía que no era necesario hacer grandes esfuerzos en la educación femenina, porque las mujeres -que necesitaba permiso paterno o del marido para abrir una cuenta bancaria- no eran las dueñas de su futuro. A la espera de que sean las propias participantes en los cursos, gratuitos y sin fecha de inicio todavía, las que señalen cuáles son sus carencias, las dos pedagogas que impartirán clase ya tienen pensando contenidos imprescindibles. Matemáticas, Ciencias Naturales, Historia e incluso política -ámbito desconocido para la mayoría, pero que despierta la curiosidad de muchas- formarán parte de los cursos, que constarán de dos jornadas semanales y partirán de un nivel muy básico, pensado para personas que llevan más de la mitad de su vida alejadas del estudio. Estará muy presente la historia de Ferrol, para que las mujeres conozcan el pasado del lugar en el que crecieron, no siempre presente en los libros de texto de aquellas escuelas que marcaban para ellas un camino muy distinto del de sus compañeros varones.

Entre las demandas de las postulantes, aparecen algunas más nostálgicas que operativas, como hacer raíces cuadradas, y otras más urgentes, como mejorar sus habilidades para leer y escribir. "Les cuesta mucho comprender lo que leen", reconoce Mamen Prieto, una de las profesoras de Agora si. Junto a su compañera Yolanda Díaz, lleva varios años dedicada a la enseñanza de personas mayores. El año pasado reunieron a las maestras de la época para que contaran sus experiencias y algunas se quejaron del sesgo machista de la educación de los años 40 y 50. La concejala de Muller habla de "justicia" para explicar el proyecto, respuesta a una deuda nunca sufragada. El proyecto, explica, se amolda perfectamente a la Ley de Memoria Histórica, que establece la "reparación moral y recuperación de la memoria personal y familiar" para todos aquellos que sufrieron persecución y violencia.

"Mientras el marido o el padre se iban a prisión, ellas se quedaban sin poder estudiar o trabajar", denuncia López. Para casi todas hubo represalias. "El conocimiento nos hace libres y a ellas, negándoselo, les negaron también la posibilidad de elegir", explica la edil, ocupada en otro ambicioso proyecto de recuperación de las mujeres ferrolanas, Ferrol en Feminino. La ciudad fue la primera de Galicia que tuvo una Escuela de Artes y Oficios, donde las chicas más afortunadas aprendían un oficio, siempre con sesgo de género. La clase social imponía otra marca: las niñas pobres estudiaban aparte y casi siempre con distinto uniforme.

Alumnas de la Escuela de Artes e Oficios de Ferrol, a principios del siglo XX.
Alumnas de la Escuela de Artes e Oficios de Ferrol, a principios del siglo XX.ARCHIVO ESPERANZA PIÑEIRO-FERROL EN FEMININO

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