Así no hay futuro
Considerando el impacto sociambiental a escala gallega y global, no hay en Galicia industrias más perjudiciales que las térmicas de carbón. Son las mayores responsables de las elevadas emisiones de gases causantes del cambio climático, continúan siendo enormes focos de contaminación local, usan de forma ineficiente un combustible fósil cuya extracción puede ser destructiva. Cerrarlas sería la mayor contribución a la sustentabilidad en y desde Galicia. El frente del carbón que defiende las térmicas gallegas comparte la visión que ha llevado a Zapatero a promover el decreto que las discrimina. Una visión productivista incapaz de ver más allá de intereses locales a corto plazo. Solo desde la irresponsabilidad hacia el urgente desafío de la crisis ambiental global, solo desde la ausencia de sentido de la justicia climática, se pueden apoyar de manera tan obscena las centrales eléctricas. Poco importa si el carbón es autóctono o importado, las centrales de carbón son, en palabras del científico James Hansen, "centrales de muerte".
Aunque el próximo acuerdo climático internacional sea poco ambicioso, el futuro de las centrales de carbón gallegas parece más bien negro. Si además tenemos en cuenta los múltiples beneficios que conllevaría la sustitución del carbón por el ahorro energético y las renovables -también en empleo-, parece más inteligente abandonar cuanto antes el combustible más contaminante que continuar aferrados a una industria con los días contados. Del mismo modo que para otros nunca fue ni será oportuno, para nosotros este también es un buen momento para reivindicar el cierre de las industrias insustentables. Y como hacen en todo el mundo cada vez más sindicalistas que asumen el imperativo de la reconversión de la industria de los combustibles fósiles, demandamos también una transición justa para los trabajadores y territorios que se verían afectados negativamente.
Xosé Veiras es responsable de energía de Verdegaia. Este artículo fue originalmente redactado en gallego.
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