Cristiano suelta la pelota
El madridista altera su patrón de juego y da cinco pases de gol en 10 partidos, el mejor promedio de su carrera
El Audi R8 brilla como una bola de billar roja lanzada por la M-40 a toda velocidad. Coge una salida a la derecha, quema caucho, otra a la izquierda, más caucho, luego una glorieta, luego Valdebebas y ahí está la Guardia Civil esperando. Baja el cristal ahumado y se descubre la portentosa cabeza de Cristiano Ronaldo. Las gafas de piloto espejadas, el pelo laqueado, el permiso de conducir.
El año pasado, en más de una oportunidad, la Guardia Civil instruyó a Cristiano sobre cómo cumplir con el código de circulación. Este año, no se sabe si fueron los pitos del Bernabéu o fue su entrenador, José Mourinho, quien le persuadió de que soltase la pelota.
El día de la visita de Osasuna, en la segunda jornada de Liga, el público se manifestó en su contra con la vehemencia de las multitudes que lanzan un ultimátum. Mourinho fue más dulce. Durante un mes, entre mediados de agosto y mediados de septiembre, no dejó pasar una sola de sus conferencias sin lanzarle elogios: "Es ejemplar", "deben protegerlo", "es valiente", "es honrado", "es intocable". El técnico intercaló exaltaciones públicas con amables sugerencias en la caseta y el jugador captó el mensaje.
No se sabe si fueron los pitos del Bernabéu o si fue Mourinho quien le persuadió
Entre seducido por su entrenador y amenazado por su afición, Cristiano empezó a ver a sus compañeros. Detectó a Özil, percibió a Higuaín y tiró paredes con Di María, entre otras acciones desacostumbradas. Desde entonces da pases de gol a un ritmo desconocido hasta ahora en su carrera.
Cristiano ha dado cuatro pases de gol en siete partidos de la Liga y uno en tres de la Champions. En la Liga el promedio es de una asistencia cada dos partidos. En el curso 2003-2004, cuando llegó al Manchester United, dio una cada diez. En el pasado firmó un pase de gol cada cuatro. Ahora se aproxima a su mejor registro en una faceta del juego que explica su progreso. El hombre aprende.
Higuaín ha metido tres de sus cuatro tantos en esta Liga gracias a su compañero portugués. Carvalho también le debe su gol. Y en la Champions el que se ha beneficiado de los centros del delantero es Özil. Algo inaudito en la trayectoria de un jugador que hizo de las empresas individuales su sello de marca y que ahora, a sus 25 años, parece alterar el plan que le ha dado prestigio y fortuna.
Rolão Preto fue el primer entrenador de Cristiano en el Sporting de Lisboa, el club que le formó. "Tiene la finta de nacimiento. Solo le falta aprender a definir", decía Preto de su pupilo, cuando se marchó al Manchester. Durante una época, Cristiano fue tan individualista que se perdió en su dribling. En su primera temporada en Inglaterra no pasó de los cuatro goles en la Premier. En la pasada metió 26 goles en la Liga a pesar de los dos meses que tuvo que apartarse para curar una lesión de tobillo. Su media en España es de 0,9 goles por partido. Con los años, Cristiano mejoró como definidor. Ahora, poco a poco, parece que va logrando que también definan los demás.
Frente al Milan, el martes, además de abrir la cuenta del Madrid, Cristiano estuvo a punto de ayudar a Di María a meter el tercer gol y puso el centro del tanto de Özil, el segundo en brillar en el marcador.
Sus cuatro asistencias en siete partidos de Liga contrastan con su historial. En 2004 precisó jugar 29 encuentros para dar tres pases de gol. Sus receptores fueron, por este orden, Keane, Bellion y Van Nistelrooy. Al año siguiente no mejoró: cuatro asistencias en 33 partidos: goles de Smith, Giggs, Rooney y Keane. Solo a partir de 2006 comenzó a mejorar. Cuando dejó Inglaterra, Rooney le debía 13 goles. Hasta ahora es su mayor beneficiario.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.