"Mi problema es que me he fiado de los hombres"

Anne Hathaway lo cuenta todo. O al menos todo lo que puede contar sin volver a desmoronarse y sentir que su autoestima se arrastra por los suelos. Las declaraciones parecen fruto de meses y meses de terapia para superar su relación con un novio -en realidad, dos- que resultó ser un fraude total y que en estos momentos paga sus delitos con cuatro años y medio de encierro en una cárcel de Pensilvania.

Nadie diría viendo la portada de Vogue -edición estadounidense- del mes de noviembre que la glamurosa Anne Hathaway, vestida de Oscar de la Renta para la ocasión, ha llorado casi todos y cada uno de los días de los últimos dos años desde que una mañana de octubre de 2008 agentes federales irrumpieran en su apartamento de la Torre Trump de Nueva York y se llevaran esposado a su prometido, Raffaello Follieri, tras acusarle de fraude y blanqueo de dinero.

La actriz, de 27 años, se confiesa ahora a Vogue y asegura que su problema es que se ha fiado demasiado de lo que le decían los hombres, pero que "ahora" se ha vuelto más precavida. Antes del asunto Follieri, la actriz de El diablo viste de Padra y La boda de Rachel era demasiado confiada, según su propio relato. Tras pasar por el calvario de que su novio fuera acusado y condenado por estafar millones de dólares a inversores a los que aseguró que tenía conexiones con el mismísimo Vaticano, Hathaway tuvo unos meses de respiro. Pero el destino le volvió a golpear. Su siguiente pareja, Adam Shulman, tuvo que pasar por un juzgado tras ser acusado de robar un cuadro a un artista callejero. Shulman devolvió la obra a su propietario y evitó la cárcel.

La actriz ha perdido inocencia pero no sentido del humor. Cuando se le pregunta qué le hace perder la confianza en un hombre, duda teatralmente unos segundos y dice entre risas: "¿El fraude?".

No es para menos. El mes pasado, las joyas que el convicto confeso italiano regaló a su amada salieron a la venta en una subasta pública. El dinero que se obtenga se destinará a compensar a las víctimas de Follieri. Hathaway mira ahora hacia delante y se centra en su nueva película junto a Jake Gyllenhaal. Se titula Amor y otras drogas. Puede que el rodaje le haya servido como terapia para sus problemas. "Estuve hecha un desastre desde el principio hasta el final. Creo que lloré todos y cada uno de los días", ha asegurado Hathaway.