Claude Lefort, filósofo pionero en denunciar los totalitarismos
Con 'La incertidumbre democrática' comenzó a ser reconocido en España
El filósofo francés Claude Lefort, pionero en la denuncia de los totalitarismos, falleció el 3 de octubre a los 86 años. Colaborador de Les temps modernes hasta que chocó con Sartre por el compromiso de este último con los comunistas, y cofundador, junto a Henri Lefebvre y Cornelius Castoriadis, de Socialismo y Barbarie, de joven estuvo próximo al marxismo influido por su maestro Maurice Merleau-Ponty. Lefort compaginó en su carrera la investigación y la enseñanza: fue docente en el liceo de Nîmes y después en el de Reims (1949-1951); profesor en la Universidad brasileña de São Paulo (1952- 1953); asistente en La Sorbona (1953-1955); director del departamento de Sociología de la Facultad de Letras de la Universidad de Caen (1965- 1971); y director de estudios en la École des Hautes Études et Sciences Sociales (1975- 1989).
"Bin Laden y los suyos marcarán el proceso de globalización"
Nacido en París en 1924, pese a sus comienzos marxistas, se implicó a finales de los cuarenta en la creación del grupo Socialismo y Barbarie, que posteriormente lanzó una revista del mismo nombre surgida de la ruptura con el movimiento trotskista. Este alejamiento se hizo definitivo cuando descubre El archipiélago Gulag de Alexandr Solzhenitsin, sobre el que escribe el ensayo Un homme en trop.
Algunos de los campos de estudio de Lefort son la obra de Maquiavelo y el humanismo florentino; la problemática de la servidumbre voluntaria y la imagen del cuerpo; el fenómeno de la burocracia; el totalitarismo; la reelaboración de la democracia moderna o las vías abiertas por la obra de Merleau-Ponty.
Con motivo de la publicación en España de La incertidumbre democrática, en el año 2005 Fernando Savater lo describió en un artículo del suplemento Babelia para EL PAÍS como un pensador antitotalitario. "Fue el primero en denunciar el totalitarismo como la plaga política del siglo XX, tanto en la derecha -lo que era comúnmente aceptado- como en la izquierda, lo que causaba escándalo". Reconoce que su obra había tenido hasta entonces un reconocimiento injustamente escaso en la lengua y bibliografía españolas. "El parcial oscurecimiento de Lefort se debe a que cometió uno de los pecados intelectuales más difíciles de perdonar: tuvo razón antes que la mayoría y contra la opinión de la mayoría", concluía Savater.
En su pensamiento el filósofo establece vínculos muy fuertes entre el fenómeno totalitario y las carencias de la democracia. Recoge Le Monde, en referencia a su obra L'invention démocratique: les limites de la domination totalitaire, que para él "la democracia, fruto de la historia, es una sociedad 'sin cuerpo', donde reina una radical indeterminación, en constante desequilibrio y que exige de todos la invención". "La democracia no era 'buena por naturaleza' y no garantizaba espontáneamente libertad y justicia a todos los ciudadanos".
El propio Lefort reflexionaba para EL PAÍS en diciembre de 2001 sobre las causas y las consecuencias de la situación internacional tras los atentados del 11-S. "Por la envergadura de su red, por la importancia de los medios de que disponen, por los capitales que manejan, Bin Laden y los suyos marcarán el proceso de globalización. Sobre todo si los americanos y los europeos no son capaces de concebir una política a largo plazo", vaticinaba. Sobre la respuesta de EE UU tras el ataque añadía: "Estoy en completo desacuerdo con las declaraciones estúpidas de ciertos izquierdistas que dicen que no se responde a la violencia con violencia. Es elemental que no había otra respuesta que la violencia". Y expresaba su coincidencia con la opinión de Michael Walzer, experto en filosofía política: "Una guerra puede ser justa y ser conducida de una manera injusta".
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