El dueño de las ideas

Jesualdo Ferreira no concibe en su vida absolutamente nada al margen del fútbol: "Este deporte es mi sangre. No tengo otras ocupaciones ni aficiones. Los jugadores terminan el partido y no quieren saber nada más, pero un entrenador no puede desconectar. Nunca". El veterano técnico portugués del Málaga (Mirandela, 1946), que pilota el proyecto del jeque Abdulá Al-Thani de llevar el club andaluz a la élite y convertirlo en el referente balompédico del sur de España, prácticamente nació entrenando.

Central prometedor, pero, según él, demasiado adicto a la pelota y con escaso espíritu de equipo, a Ferreira le vieron cualidades de mando y le hicieron jugador-entrenador con 19 años en el Chaves, un conjunto de la Segunda División lusa. Eran tiempos todavía de fútbol intuitivo y poco sistemático, pero él ya tenía un concepto más científico del deporte, que le llevó a estudiar la carrera de Educación Física, siempre con la vista puesta en los banquillos. Mientras dirigía equipos de segunda fila -desde que empezó a entrenar no se ha pasado ni una temporada en blanco-, Ferreira puso el germen de los cursos de entrenador en su país. Su alumno más conocido es Carlos Queiroz, ex técnico del Madrid. Más allá de esquemas y sistemas tácticos, que considera meros accesorios al servicio de un objetivo, Ferreira cree que la cualidad máxima de un entrenador es "dominar lo que pasa en el campo semana tras semana": "Si eres débil allí, no engañas a nadie; se nota. El jugador te evalúa cada minuto".

El Profesor ha desarrollado casi toda su carrera en Portugal, la mayor parte del tiempo en clubes pequeños y medianos y como técnico asistente. El éxito le llegó tarde. En 2001 se hizo cargo del Benfica, aunque fue sustituido al año siguiente por José Antonio Camacho tras una temporada poco fructífera. Después pasó tres años en el Sporting de Braga, al que consolidó en la cima lusa y entre 2007 y 2009 ganó tres títulos de Liga consecutivos con el Oporto.

Ávido de nuevos retos -"en Portugal no me quedaba nada por ganar"-, aceptó la llamada de Al-Thani, que le dio plenos poderes para profesionalizar las estructuras del Málaga y puso a su disposición todos los jugadores que reclamó. En la Costa del Sol se le ha comparado con una especie de mánager general al estilo de Alex Ferguson. Ferreira rechaza el símil: "No soy el dueño del club. Los fichajes los hacen los propietarios, a los que a lo mejor he conseguido influenciar. Yo solo soy el dueño de las ideas".