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EL RINCÓN

El rico arte de lo precario

Llegar al estudio que comparten en Barcelona David Bestué (1980) y Marc Vives (1978) no es fácil. Tienen alquilado uno de los espacios que ofrece a precio módico el centro de producción Hangar y ahora el viejo complejo fabril de Can Ricart en el que está situado está patas arriba por obras. La vista desde su taller provoca desazón y nostalgia. Naves abandonadas a medio derruir o reformar y un gran cartel a la entrada que muestra cómo está previsto sitiarlas con mastodónticos bloques de vivienda. El estudio es amplio pero austero, y está casi vacío. Tienen pocas cosas personales porque, explican, sólo se reúnen allí para trabajar materialmente en las piezas. "Para pensar o elaborar los proyectos nos encontramos en casa o en un bar del centro; de hecho, últimamente ya no hacemos piezas grandes y trabajamos más a nivel doméstico", comentan.

En una mesa han acumulado, para hacer una limpieza tal vez excesiva, elementos que han ido utilizando en algunos de sus vídeos. Sobrecoge ver en el suelo el disfraz del Proteo, este ser híbrido que protagonizó el vídeo que presentaron en la última Bienal de Venecia. "Supongo que lo tiraremos, en tres meses se acaba el tiempo de alquiler y no tendremos espacio para guardarlo", comentan. Abogo porque guarden, al menos, las máscaras del dragón que utilizaba el abuelo en su último vídeo, Sabadell. Miran con cara de pensárselo, pero advierten que la obra es el vídeo y que, además, les gusta trabajar lo efímero. Lo harán el 24 de noviembre en La Casa Encendida, con una performance en la que darán otra vuelta de tuerca irónica a su revisión del body art planteando una acción en la que proponen pintar diez modelos como esculturas vivientes. "No se grabará, lo que interesa es el momento", señala Vives. Se diría que han conseguido llegar muy lejos en la "carrera" del arte, pero ni el hecho de ser los artistas españoles más jóvenes de la colección del Reina Sofía ha eliminado la precariedad en la que trabajan. "Ahora tenemos más proyección, pero esto no ha provocado grandes cambios en nuestra vida", comenta Bestué. Tienen proyectos en común -en el horizonte inmediato uno en Shanghai y a medio plazo una escenografía para una obra de Lorca- pero también vida propia. Vives prepara una exposición en Santander y Bestué sacará en breve un libro sobre su investigación del trabajo de Enric Miralles en la editorial Tenov. Queda claro que son dos, pero coinciden en su búsqueda de dislocar la realidad a través de un arte inmediato y precario que consigue ser serio desde el humor surreal de este nuevo milenio.

David Bestué (a la izquierda) y Marc Vives trabajan en un estudio alquilado en el centro de producción Hangar de Barcelona.
David Bestué (a la izquierda) y Marc Vives trabajan en un estudio alquilado en el centro de producción Hangar de Barcelona.Massimiliano Minocri

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