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Un Mario anónimo en la jungla de Manhattan

Vargas Llosa busca la vuelta a la calma tras la vorágine del Nobel de Literatura

Apenas doblar la esquina del Instituto Cervantes, concluidas las entrevistas, felicitaciones y fotografías, Mario Vargas Llosa era ya uno más en esta jungla sin dueño. Cuando se sentó a comer unos huevos benedict en P. J. Clarke's nadie se fijó en él, excepto una pareja de turistas españoles que le pidió un autógrafo sin saber siquiera que lo estaba firmando el flamante premio Nobel de Literatura. No es fácil volver a la normalidad después de un acontecimiento así. Probablemente, aunque él lo intente, las cosas no volverán a ser ya nunca igual.

El escritor Mario Vargas Llosa cruza ayer una calle de Manhattan, en Nueva York, la ciudad donde reside estos días.
El escritor Mario Vargas Llosa cruza ayer una calle de Manhattan, en Nueva York, la ciudad donde reside estos días.LORENA ROS

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