Mansur Escudero, líder de la Junta Islámica española
Fue interlocutor entre la comunidad musulmana y el Estado
Mansur Escudero falleció en la mañana del 3 de octubre. La muerte le sorprendió en Dar as-Salam, su casa en Almodóvar del Río (Córdoba), mientras hacía la oración del amanecer. Tenía 62 años. Nacido en Almáchar (Murcia) el 7 de noviembre de 1947, se convirtió al islam a finales de la década de los setenta y jugó un papel muy importante en el impulso y la reforma de la religión musulmana en España, así como en la integración de los musulmanes en el tejido político, religioso y social.
Su sólida formación científica -era médico especializado en neuropsiquiatría-, su participación en los movimientos de antipsiquiatría y su militancia en organizaciones antifranquistas influyeron en la conformación de un islam español progresista, defensor de la democracia, abierto a la modernidad, vinculado a los movimientos sociales y alejado de las tendencias fundamentalistas. Cofundador y presidente de la Federación de Entidades Religiosas Islámicas y de Junta Islámica de España, y secretario general de la Comisión Islámica de España, participó activamente en la elaboración del acuerdo de cooperación del Estado español con la Comisión Islámica de España, aprobado en noviembre de 1992, en tardía aplicación de los principios constitucionales de igualdad y libertad religiosa. Fue uno de los interlocutores más reconocidos de la comunidad musulmana con los diferentes Gobiernos del Estado español, destacando por su actitud dialogante y constructiva, su defensa de la laicidad del Estado y el reconocimiento de la libertad de conciencia.
Dotó al islam español de importantes órganos de expresión para un mejor conocimiento del mismo como cultura, religión y política. Fundó la revista Islam Verde y creó la página de Internet Webislam, voz de los musulmanes españoles progresistas y uno de los órganos de expresión más influyentes y consultados en la Red. Creó la colección literaria Shahada, que ofrece a los lectores de lengua castellana el pensamiento actual de la nueva comunidad islámica andalusí en torno a los grandes temas del islam y a los principales desafíos a los que tiene que responder esta religión.
En un gigantesco esfuerzo editorial publicó la prestigiosa traducción y los comentarios del Corán llevados a cabo por Muhammad Asad (¡976 páginas, más apéndices!), que se caracterizan por "su insistencia en la razón como vía válida hacia la fe y su énfasis en la inseparabilidad de las esferas espiritual, física y social de la existencia humana". Creó en la UNED el curso de Experto en Cultura y Religión Islámicas, que se ha consolidado como curso líder sobre el islam en España, seguido por más de 700 graduados en la materia. Coincidiendo con el cuarto centenario de la expulsión de los moriscos de España, presentó a la comunidad morisca para el premio Príncipe de Asturias para la Concordia, como "nuestra memoria viva", porque, argumentaba, "ellos son nosotros".
Mansur Escudero fue, ante todo, un místico que caminó por la senda del sufismo siguiendo la estela de los grandes místicos del islam: Rumi, Ibn al Arabi, Fátima de Córdoba, y, sobre todo, de la tradición sahilí, de origen andalusí, practicada en todo el norte de África. Llegó a ser un verdadero maestro espiritual, un excelente conocedor del alma humana con una gran capacidad para escuchar al otro, a los otros, con especial sensibilidad hacia las causas perdidas. A ello le ayudó la práctica de la psiquiatría, que era su profesión y su vocación y que ejerció hasta su muerte. Este es, sin duda, uno de sus mejores y más desconocidos legados. Destacó también por su compromiso humanitario a través de proyectos de lucha contra el hambre en países africanos empobrecidos como Níger, Senegal y Mauritania. Impulsó la ética de la banca musulmana como vía para aliviar las consecuencias de la crisis económica en los sectores más vulnerables de la población.
En un intento de diálogo islamo-cristiano escribió al Papa una carta pidiéndole que los musulmanes pudieran rezar en la mezquita de Córdoba. Ante la negativa del obispado a dicha petición, en un gesto profético de gran impacto en la ciudadanía rezó delante de la mezquita. Con la muerte de Mansur Escudero queda huérfana la comunidad musulmana española, que cuenta con 1.300.000 creyentes. Pero la orfandad se extiende a creyentes de otras religiones y a no creyentes de diferentes ideologías por la pérdida de una de las voces más audibles y respetadas de concordia, tolerancia y diálogo en la sociedad española y en las religiones.
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