Fotogramas con conciencia
Dos realizadores hispanoamericanos hablan de su trabajo con colectivos olvidados - Emplean el cine para reflejar otras realidades
Conciencia, espejo y realidad son palabras que surgen con bastante frecuencia de la boca de Guillermo Monteforte y Félix Zurita. Ambos llevan casi una vida trabajando con colectivos olvidados para, a través del cine o los medios de comunicación, mostrar y denunciar sus problemas e historias. Monteforte, proveniente de México, y Zurita, de Nicaragua, han sido invitados por el Festival de Cine Invisible, que se celebra hasta el próximo martes, 5 de octubre, en Bilbao. Un encuentro en el que se exhiben películas relacionadas con la inmigración, los derechos humanos o la situación de la mujer, entre otros.
"El desarrollo no es sólo una cuestión económica, también es cultural, y no en entendida en el sentido de folclore, sino de identidad. El cine es importantísimo en la medida en el que produce un reflejo que ayuda a educar y a concienciar", explica Zurita. Él, responsable de la Fundación Luciérnaga, comenzó a trabajar en los años ochenta en el cine social, en una época de inestabilidad política en Centroamérica. La idea de crear una asociación con la que dar voz a los problemas de Nicaragua nació más tarde, en 1994.
"El desarrollo no es sólo economía, también es cultura", afirma Félix Zurita
Para Guillermo Monteforte, el cine refuerza la identidad de un pueblo
Uno de los últimos trabajos de Zurita ha sido crear una telenovela para concienciar a los campesinos de su país sobre el sida. "No se trata de competir con Hollywood, sino intentar que la gente vea en nuestras producciones una realidad que no le es ajena, por eso decidimos emplear el formato de telenovela porque tiene mucho arraigo en Latinoamérica".
Tanto Zurita como Monteforte son conscientes de que las producciones que realizan pueden tener un público muy limitado; el de la comunidad a la que se dirigen o con la que han trabajado para sacarlo adelante. No obstante, Monteforte subraya que los "medios de comunicación tienen una habilidad impresionante para llegar a un común denominador humano. Si el mensaje está tratado con cierta sensibilidad puede llegar a un público general". Pone como ejemplo el documental que realizó un miembro de un pueblo indígena de México con la colaboración de la asociación que representa, Ojo de Agua, creada en 1998. "El compañero zapoteco hizo un vídeo sobre un bosque de su región para concienciar a otras comunidades de la zona sobre la importancia de preservarlo. Era un trabajo que sólo se distribuyó en 20 pueblos pero que acabó proyectándose en muchos festivales", señala.
Monteforte trabaja habitualmente con pueblos indígenas de México desde que un viaje a mediados de los ochenta le abrió los ojos a esto del cine social. Una herramienta de empoderamiento para los colectivos olvidados, según el realizador mexicano. "Es un espejo mágico", concluye "cuando un pueblo se ve en una pantalla su identidad se fortalece".
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