Thomas Guinzburg, editor y filántropo estadounidense
Durante dos años tuvo en nómina a Jacqueline Kennedy Onassis
A los nueve años ya supo que los libros formarían una parte muy importante de su vida cuando su padre le dejó leer un manuscrito que iba a editar de lo que luego sería un clásico para los niños estadounidenses (Ferdinand The Bull, ese toro pacífico que pasa sus días oliendo flores). Muchos años después de que despertara aquella tierna vocación, el mundo literario estadounidense ha perdido a una de sus más importantes figuras. Thomas Guinzburg moría en Nueva York el pasado 8 de septiembre víctima de complicaciones surgidas tras una operación de corazón. Tenía 84 años y una larga historia a sus espaldas.
La afamada revista literaria Paris Review debe su nacimiento en 1953 en París a la iniciativa de un joven Guinzburg -entre otros- que apostó por las carreras de escritores noveles que luego lograrían el reconocimiento internacional como Philip Roth, V. S. Naipaul o Jack Kerouac. Como presidente de Viking Press, editorial fundada por su padre y que presidió durante muchos años hasta que fue comprada por la británica Pearson, Guinzburg tuvo entre su lista de autores a estrellas como Arthur Miller, Graham Green, Saul Bellow o John Steinbeck -que fue padrino en su segunda boda-.
Licenciado en Yale y veterano de la II Guerra Mundial, donde sirvió como marine, el editor puso en nómina en Viking en el año 1975 a Jacqueline Kennedy Onassis, que dimitió del cargo dos años después de la polémica publicación de un libro cuya trama versaba sobre el atentado de otro Kennedy que en la ficción llegaba a ser presidente de Estados Unidos: el senador Edward Kennedy.
Thomas Henry Guinzburg nació en Manhattan el 30 de marzo de 1926. Casado dos veces -la primera con la actriz Rita Gam- y divorciado otras tantas, compartió los últimos 15 años de su vida con Victoria Anstead sin pasar por el altar. El editor era un apasionado del deporte que planeaba asistir al último US Open de tenis cuando le sorprendió la muerte. Tuvo tres hijos, uno de los cuales es novelista.
En sus últimos años y tras abandonar el mundo de la edición literaria, Guinzburg volcó su atención en la filantropía. Ayudó a formar un grupo de donantes llamado el Dream Team, que otorga deseos a pacientes de cáncer adultos.
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