Las indiscreciones (políticas) de Carla Bruni
El libro más 'oficial' sobre la primera dama provoca un desmentido de la Casa Blanca
Se esperaba que la biografía no autorizada de la primera dama francesa, Carla Bruni, vida secreta, de Besma Lahouri, fuera la que copara la atención. Sin embargo, el libro que se presentaba como su contrapunto y del que se ha llegado a rumorear que se hizo por encargo del Elíseo -algo desmentido por los autores-, tampoco está exento de polémica. Aunque de otro tipo. No se trata aquí de revisar la lista de amantes de la ex modelo y cantante, ni de investigar su relación con la cirugía estética, sino de confidencias, suyas y de su entorno, en ocasiones políticamente indiscretas. Entre ellas, una pequeña bomba diplomática: la first lady Michelle Obama define la Casa Blanca como "un infierno".
Michelle Obama calificó de "infierno" su vida, según el texto
La escena transcurre en Washington el pasado marzo, según relatan los periodistas políticos Michael Darmon e Yves Derai, autores de Carla y los ambiciosos, publicado esta semana. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y su esposa se encuentran en EE UU de visita oficial. Después de la conferencia de prensa, los Sarkozy y los Obama se retiran para cenar en la Casa Blanca. Louis, el hijo pequeño de Sarkozy, les regala un tebeo de Astérix a las niñas de la pareja estadounidense, Malia y Sasha. Por su parte, los adultos se sientan a cenar y mientras que ellos hablan del trabajo, ellas intercambian impresiones.
Es entonces, en este ambiente distendido, cuando la artista le pregunta a la anfitriona, "en su inglés perfecto", según relata el libro: "¿Y tú? ¿Cómo lo llevas?", en referencia a su papel de primera dama. "Ni me preguntes. Es un infiero. ¡No lo aguanto!", contesta Michelle Obama. "Y eso que tu llevas tiempo en política, yo empiezo ahora...", compadece Carla Bruni. La revelación ha provocado un pequeño terremoto. Los portavoces de la Casa Blanca han asegurado que Michelle jamás pensó, ni mucho menos pronunció, estas palabras. La propia Embajada francesa en Washington afirmó que Bruni, que se reunió con los autores en la preparación del libro, se desmarca de las declaraciones vertidas en el mismo. "Las palabras atribuidas a la primera dama de EE UU jamás fueron pronunciadas", señala Emmanuel Lenain, portavoz de la representación diplomática en una nota.
Sin dejar claro si esta escena les ha sido contada por la primera dama, los autores, sorprendidos por el alcance de la anécdota, han defendido la veracidad de la información. "Mantenemos todas nuestras afirmaciones, pero en términos de interpretación, parece que en la parte estadounidense se está sobreinterpretando", declaró Derai a la agencia AFP. "Se trataba de un intercambio que se realizó en clave de humor. La cena era informal y relajada", añadió. Al margen de este diálogo, los autores describen a Bruni como una mujer dulce a la par que decidida, capaz de tranquilizar a su inquieto e hiperactivo marido, e incluso llegan a atribuirle el papel de psicóloga del presidente. Entre la rutina de la pareja, las cenas tranquilas son sagradas y en los viajes oficiales, Bruni se limita a cumplir con lo obligatorio y pelea por una agenda más ligera.
Pero sobre todo, la cantante se ha puesto como misión reconciliar a su marido con su familia: su padre, un artista mujeriego que abandonó a su madre y con el que mantenía relaciones tensas; su hermano, así como sus ex esposas: la primera, Marie-Dominique Culioli, madre de Jean y Pierre, y, más sorprendente, Cécilia, que renunció al papel de primera dama para refugiarse en los brazos del publicista Richard Attias.
Peor parada sale en su descripción en el libro la ex ministra de Justicia y ex mejor amiga de la ex esposa de Sarkozy, Rachida Dati, caída en desgracia y condenada a lo que vive como un exilio político en el Europarlamento. Junto a otra ex, la que fue la esposa del hermano mayor de Sarkozy, Sophie Douzal, Dati constituiría el núcleo duro del frente anti-Carla. Las dos, animadas por un misterioso gurú que las guía en sus decisiones, estarían decididas a lograr la vuelta de Cécilia al Elíseo, convencidas de que supondría su regreso al círculo íntimo del presidente. Por ello, habrían participado en la propagación del rumor sobre la relación de Bruni con el cantante Benjamin Biolay.
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