El asesino confeso de una joven agota la prisión preventiva y queda libre

Manuel García, el presunto asesino de Carmen Romero, salió el jueves de la cárcel tras haber pasado los cuatro años de prisión preventiva que, como máximo, permite la ley. La familia de la muchacha, que contaba con 16 años cuando recibió tres disparos de escopeta de su ex novio, teme que el hombre se dé a la fuga justo un mes y medio antes de que se celebre el juicio, fijado el dos de noviembre. Las acusaciones particulares y el fiscal piden 20 años de cárcel por un delito de asesinato.

La familia de Carmen Romero se reunió ayer por la mañana con el juez de la Sección Tercera de la Audiencia de Córdoba para pedirle que se extremasen las medidas cautelares e impedir que García escape. Por el momento, lo único que se le exige al presunto asesino es que se persone en el cuartel de la Guardia Civil de Rute (Córdoba) todos los lunes. Fue allí donde ocurrieron los hechos por los que será juzgado. Carmen se encontraba viviendo en una residencia de Rute bajo la tutela de la Junta, debido a numerosos problemas familiares. En ese último año había conocido a Manuel y salieron algún tiempo. Cuando ella decidió terminar la relación todo se complicó. La noche del 12 de septiembre de 2006, tras esperarla a la puerta del centro, presuntamente le disparó tres tiros con una escopeta. Manuel García se entregó voluntariamente ante la Guardia Civil y admitió ser el autor de los disparos.

La chica falleció tres años después de ser tiroteada por su ex pareja

Cuando fue herida, Carmen tenía 16 años. Pero tardaría tres más en morir. En ese tiempo, vivió entre fuertes dolores, parapléjica, con la falta de un riñón y el hígado afectado. Con su fallecimiento, en agosto de 2009, el caso dio un vuelco. La acusación está segura de que su muerte fue a causa de las heridas sufridas. Aunque José Antonio Capilla, abogado del padre en la acusación particular, teme que la falta de una autopsia sea usada por la defensa. "A Carmen se le incineró en seguida. Aunque para nosotros está claro que murió por las heridas. Era una joven que nunca había padecido ninguna enfermedad y que todas las complicaciones venían derivadas de los tres disparos que recibió. No cabe duda", dice. Y añade: "Los médicos nunca tuvieron duda. Murió por los disparos. Mi hija estaba sana como una rosa antes de que pasase todo".

Por todo ello, el año pasado Manuel García pasó de ser acusado de un asesinato en grado de tentativa, a esperar juicio por un caso de asesinato. Este cambio obligó a retrasar todo el proceso legal y también la fecha de la vista. Tanto que, el presunto asesino ha cumplido el periodo máximo de prisión preventiva antes de que se celebre el juicio.

Los abogados del padre y la madre han emitido dos escritos en los que solicitan al juez que se le coloque al sospechoso una pulsera localizadora con GPS, similar a la que se usan para los maltratadores. O, si no es así, al menos obligar a García a personarse cada día ante la Guardia Civil y que se proceda a la retirada del pasaporte. "Creemos que es muy necesario porque el riesgo de fuga es altísimo", admite José Antonio Capilla.

Tras su reunión con el juez, Javier Romero salió decepcionado. "Le he pedido personalmente que considere el uso de la pulsera, pero se ha negado porque cree que es inútil. Yo no lo entiendo", se quejó. "Todo lo que está pasando es una injusticia más hacia mi hija", prosiguió.

La familia de Carmen Romero conocía la inminente salida de Manuel García de la cárcel, pero como los abogados no habían recibido el auto, sospechaban que ocurriría el lunes 13 de septiembre, un día después de que se cumpliesen los cuatro años del suceso y de la detención del sospechoso. "Pero todo se ha acelerado y lo terminaron soltando el jueves", señalan resignados los allegados de Carmen Romero, que el lunes se concentrarán ante la Audiencia de Córdoba para exigir el endurecimiento de las medidas cautelares y protestar por el retraso del juicio.