A Guardiola le sobran genios
Por primera vez en la historia de la Liga, un equipo utiliza juntos a seis campeones del mundo
Cantaba Shakira el Waka-waka, himno oficial del Mundial de Sudáfrica 2010, durante el calentamiento en el Nuevo Sardinero. "Llegó el momento", se escuchaba en la megafonía, y a Puyol se le subieron los gemelos de la pierna izquierda. "Una contractura", resolvió el médico. Mala noticia para empezar. Pep Guardiola ni se inmutó. Miró a Piqué, al que había decidido dejar en el banquillo para apostar por Abidal como central -a Maxwell no hay quien le mueva del lateral izquierdo- y mandó al catalán al campo. Mundialista por mundialista. Ya no está Ibrahimovic, pero al entrenador, ese al que el sueco llamo filósofo despectivamente antes de largarse a Milán, al técnico de los ocho títulos, ni falta que le hace. Mire donde mire, encuentra un genio y con eso y su saber tiene bastante. Y quien no lo entienda no tiene sitio en este Barça empeñado en seguir haciendo historia.
Villa: "Quien no pueda acoplarse a Messi no puede jugar en este equipo"
Nadie añoró ayer a Ibrahimovic y no parece probable que se le añore en el futuro
Ayer, menos Maxwell, el resto de los hombres que empezaron el partido habían jugado el Mundial y, por vez primera en la historia de la Liga, coincidían seis campeones en un mismo equipo. Y con ellos, Messi, siempre Messi. A La Pulga le bastó un brinco para dejar claro que es el mejor jugador del mundo aunque la selección argentina se empeñe en negarle el derecho a demostrarlo con su camiseta.
Un pase de Iniesta dejó solo a Messi y, con la derecha, picó el balón por encima del portero, Toño. Tan sutil como genial. La fiesta acababa de empezar y el campeón de la Liga empezaba a bailar. No tuvo el Racing tiempo para aplicar la receta de su entrenador, Miguel Ángel Portugal, que pidió jugar al límite que le permite el reglamento para frenar al Barça, porque cuando se recuperó del primer golpe otro genio, Iniesta, tiró de talento para aprovechar un balón que le cayó al borde del área. Con un toque imposible, metió el segundo de vaselina. Poco después, Valdés demostró que no es campeón del mundo por casualidad y paró a Tchité un penalti, a mano cambiada, que Delgado Ferreiro, el colegiado vasco, había regalado al Racing. Donde mirase, a Guardiola le aparecía un genio comprometido hasta las cejas con su idea.
La lámpara de Guardiola da para tanto que, cuando Xavi sintió molestias musculares en el tendón de Aquiles durante el descanso, encontró a Pedro y le mandó al campo. Sencillo: movió las piezas y todo siguió bajo un mismo guión. Pedro, otro campeón del mundo, se marchó a la banda izquierda; Iniesta retrasó su posición, como hizo Messi, y Villa se ofreció como referente, solo en punta. Dinámico, profundo y humilde, al Guaje no le importó trabajar para el equipo en vez de esperar que el equipo jugara para él, justo lo que nunca entendió el sueco que ayer llegó a Milán.
No tardó en mostrar el asturiano que para esto del gol tiene un don. De cabeza, una suerte que reconoce extraña, marcó su primer tanto con el Barça en partido oficial. Con el de ayer, suma 250 como profesional, un dato que probablemente ignoraba Ibrahimovic el día que decidió que o jugaba o se marchaba. Y se fue, pero ayer nadie le echó de menos porque al Barça se le acumulan los genios. Así lo resumió Villa al acabar el partido: "Quien no se pueda acoplar a Messi es que no puede jugar en este equipo". No parece probable que nadie añore a Ibra en el futuro.
El gol del Guaje apuntala la estadística goleadora del Barça. No hay más filosofía en el equipo de Pep que defenderse mirando al gol, así que no es casual que sume una media de 2,67 goles por partido desde que el de Santpedor es su entrenador. Con los tres de ayer mantiene una estadística que justifica la idea. Tres goles de tres genios que, en vez de quejarse, juegan, marcan y ganan. A Guardiola le basta y le sobra con ellos. Son tan buenos que ayer los movió durante el partido sobre el tablero -a todos menos a Valdés, Alves, Pique, Abidal y Busquets- y no solo no se quejaron, sino que el equipo lo notó.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.