Las cosas claras
Estados Unidos destroza cualquier intento de resistencia croata
Para empezar, las cosas claras. Estados Unidos arrancó el Mundial con una victoria más facilona de lo previsto frente a una Croacia demasiado inocente en un partido que no tuvo mucha historia. Se acabó en el segundo cuarto, cuando el conjunto norteamericano zanjó cualquier discusión. Croacia se había animado al final del primer cuarto, enganchada al bailarín Tomic, e incluso sacó pecho un punto por arriba (18-19). Entonces el pabellón se puso del lado del débil y comenzó la rechifla a cada ataque estadounidense. El efecto fue contrario al deseado, porque a Estados Unidos le encanta aquello de luchar contra todos. Arrancó la máquina y ya no hubo quien les parara.
Croacia tiene hoy por hoy más nombre que figuras y juego. Es una selección en estado de maduración. Como Tomic, su bandera, que pagó la novatada cargándose prontísimo de faltas personales. Estados Unidos huele la sangre de una víctima fácil. Y no suele tener compasión. Ahora encima han repartido los minutos y los galones. Krzyzewsky ha montado un mecano en el que todos se sienten partícipes y nadie vuela más alto. Antes del descanso, ningún estadounidense había llegado a los 10 puntos. Al final, jugaron los 12 y los 12 sumaron -significativo: el máximo anotador del encuentro fue croata, Bogdanovic-. Todos tuvieron su momento de gloria, desde Odom hasta Granger y Gordon, que ya en el último amistoso frente a Grecia se hinchó a meter canastas.
EE UU 106 - CROACIA 78
EE UU: Rose (9), Billups (12), Iguodala (5) Durant (14) y Odom (6) -equipo inicial-; Westbrook (10), Gay (10), Granger (9), Curry (4), Gordon (16), Love (7) y Chandler (4).
Croacia: Ukic (5), Bogdanovic (17), Tomas (7), Zoric (9) y Tomic (12); Kus (0), Popovic (16), Stipcevic (0), Planinic (0), Loncar (2), Banic (8) y Andric (2).
Árbitros: Mercedes (República Dominicana), Hirahara (Japón) y Christodoulou (Grecia). Sin eliminados.
12.500 espectadores en el Abdi Ipekçi de Estambul.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
22-20
26-6
30-22
28-30
El equipo americano funcionó como acostumbra, con una velocidad de balón y de piernas que no tiene igual. Da lo mismo que penetre Rose, Iguodala que Durant, un jugador de goma. Los chicos mueven el balón por el perímetro hasta que alguien ve una rendija y por ahí se cuela hasta el fondo. De fuera hacia dentro, Estados Unidos es incontenible. Ha sabido adaptarse al medio y a las circunstancias. Sin muchos pesos pesados en la zona, sabe poner el centro de gravedad de su juego más lejos de la red.
Tomic mantuvo los puños en alto con sus movimientos de espaldas al aro y un gancho delicioso y sus compañeros se volcaron en él. Hasta que salió el mastodonte Chandler a ponerle las esposas al jovenzuelo. Frente a tanto músculo se perdió -lo que intimida Tyson, un tren de mercancías en los dos aros-, y tres faltas personales al comienzo del segundo cuarto le condenaron. Durant sacó el mazo. Su tiro de media distancia es una pesadilla para cualquiera, y el chico deja como un pato mareado a su rival cuando empieza a mover las piernas y los brazos.
Durant da la sensación de jugar al baloncesto con una facilidad natural, llega a canasta como si no le costara esfuerzo. Aunque para movimientos los de Iguodala, que podría pasar como un globletrotter, tan pasado de revoluciones como juega a veces. Demasiada potencia mal administrada en una fuerza de la naturaleza. Croacia había perdido pronto el norte cuando se quedó sin Tomic, aunque Popovic quisiera tomar el testigo. Tampoco él encontró pasadizos. El parcial del segundo cuarto fue demoledor, 26-6, y el encuentro desembocó en una prolongación del monólogo, algo maquillada al final, cuando Tomic apareció de nuevo tras el castigo. Era ya muy tarde. Al pívot del Madrid le queda un mundo para soñar con la NBA, un conjunto que hasta ahora se ha comportado sin fisuras, fresco de piernas y de cabeza. Hoy le espera Eslovenia, se supone que con más hueso.
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