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Ola de incendios

Las llamas arrasan zonas protegidas del Macizo Central en Chandrexa

31 helicópteros y 16 aviones sofocan en Laza un fuego de al menos 200 hectáreas

El fuego y los datos contradictorios volvieron ayer al mismo tiempo sobre Ourense. En las últimas jornadas las llamas no sólo arrasaron cientos de hectáreas de la provincia, sino que además penetraron en el corazón del Macizo Central ourensano, espacio protegido como parte de la Red Natura y Lugar de Interés Comunitario. La contradicción se puso de manifiesto en el incendio de Laza. Mientras integrantes de los servicios de extinción de incendios que trabajaban apagando ese fuego estimaban el domingo por la noche en más de 200 las hectáreas ardidas hasta el momento, la Xunta informaba de que el terreno calcinado no superaba las 50. A media tarde de ayer, lunes, la Consellería de Medio Rural elevaba la cifra a 198 hectáreas, mientras fuentes de los servicios forestales aseguraban que en ese momento habían ardido entre 250 y 300 hectáreas "todas ellas de arbolado", pinares jóvenes y adultos, en la parroquia de Santa María de Matamá.

La zona afectada es Red Natura y Lugar de Interés Comunitario

El gran despliegue de medios, tanto de la Xunta como del Gobierno central, provocó la descoordinación de los servicios antiincendios, según sostienen integrantes de las brigadas forestales que trabajaron en la extinción del fuego de Laza. Aunque matizan que "es algo habitual" que el elevado número de medios provoque imprevistos de este tipo, estas mismas fuentes sostienen que la descoordinación se agrava con la "inexperiencia" de los trabajadores contratados por primera vez este verano, y que "no han participado en cursos de formación en prevención en los meses anteriores".

Un total de 31 helicópteros y 16 aviones compartían ayer un pequeño espacio de cielo sobre Laza, maniobrando para vaciar agua entre las llamas. Los medios aéreos estuvieron apoyados además por el trabajo de más de 300 personas en tierra: 2 técnicos, 11 agentes forestales, 37 brigadas integradas por entre 5 y 7 personas cada una de ellas, 18 autobombas y 7 palas. Una ingente cantidad de medios que, de la misma forma que complicó la coordinación, impidió que las llamas alcanzaran el parque do Invernadoiro, que incluye parte de esa comarca, y evitó, además, que el fuego se acercara al poblado de As Eiras, donde viven media docena de vecinos.

O Invernadoiro, en el municipio próximo de Vilariño de Conso, quedó a salvo, pero desde el viernes hasta el domingo, las llamas arrasaron "210 hectáreas de monte raso", según estimaciones de Medio Rural, aunque vecinos y brigadistas sostienen que la afectación fue considerablemente mayor. Todo ello en el corazón del Macizo Central ourensano, en las localidades de Taboazas y A Senra, Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Red Natura. Se trata de una zona protegida que ocupa una gran área montañosa en su mayoría despoblada, en donde se conservan importantes ecosistemas propicios para el lobo y las grandes presas, además de especies botánicas valiosas.

El incendio, que según los vecinos comenzó el viernes, aunque Medio Rural centra su foco en la tarde del sábado, no se dio por extinguido hasta la tarde del domingo. El Macizo Central no fue la única zona medioambientalmente protegida a la que alcanzaron los incendios. A lo largo de las últimas semanas las llamas lograron acceder a otras zonas con calificación ambiental de la provincia de Ourense.Fue el caso del Parque Natural del Xurés, con dos incendios distintos, que ha sido declarado recientemente Reserva de la Biosfera; el del Cañón del Sil, con un incendio que arrasó más de 100 hectáreas en la parte lucense de Sober y que se introdujo, sin grandes daños, en la ourensana de Nogueira de Ramuín, declarado Lugar de Interés Comunitario (LIC) y zona de Red Natura.

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Otros incendios de consideración se propagaron ayer en O Rosal, en la parroquia de San Xián, donde el fuego amenazó varias viviendas y mantuvo en vilo a sus habitantes durante horas, y en Cualedro. Protección Civil alertó ayer de la estimación de "riesgo alto de incendios" en el interior de Galicia, en el oeste de Asturias y en las zonas norte y centro de Castilla y León.

Máscaras para el polvo

Una mujer, integrante de las brigadas ourensanas que el domingo trabajaban en la extinción del incendio de Laza, sufrió un desmayo como consecuencia de la inhalación de humo y requirió asistencia médica. La brigadista fue trasladada por el 061 al hospital comarcal de Verín, en donde fue atendida en el servicio de urgencias y se le dio posteriormente el alta. Sus compañeros atribuyen el suceso a la "escasa protección" de las mascarillas que Medio Rural entrega al personal antiincendios.

Los trabajadores sostienen que estos protectores que les entregan son los adecuadas para "carpinterías y ambientes polvorientos", pero no para soportar la inhalación de grandes cantidades de humo como la generada en Laza, donde ardió una gran cantidad de masa arbórea.

Por otra parte, el entorno de la capilla de San Benito de Cova do Lobo, en San Lorenzo de Piñor-Barbadás, volvió a arder ayer, después de que la semana pasada otro fuego amenazara un núcleo de viviendas. La Guardia Civil detuvo allí mismo a una mujer, María Ángeles M.A., de 59 años, vecina de San Lorenzo de Piñor, como presunta causante del incendio, y a quien las fuerzas de seguridad atribuyen alguna patología mental. No llevaba encima ningún encendedor.

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