Los vecinos alertaron antes que Meteorología
Todos esperaban una tormenta seca, pero el lunes, en Aguilar de la Frontera (Córdoba) llovió más de lo que nunca se había registrado allí. Los técnicos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) fueron testigos, a través de sus monitores, del increíble fenómeno. Como se esperaba, el radar detectó una tormenta, pero en vez de seca, iba cargada de agua y, con el paso de los minutos, se tornaba mucho más intensa y potente. Y lo que es peor, no se movía. "Así, en vez de distribuir las precipitaciones, descargó toda su lluvia en el mismo sitio", señala Luis Fernando López Cotín, delegado de la Aemet en Andalucía.
Todo ocurrió muy rápidamente. Comenzó a llover a las nueve y a las diez de la noche estaba claro que aquello era grave. Así que la Aemet decretó la alerta amarilla por la tormentas observadas en la Subbética cordobesa. Pero el Servicio de Emergencias 112 ya estaba al corriente. 400 vecinos habían llamado advirtiendo de que la lluvia comenzaba a inundar viviendas, garajes, locales y que las carreteras y accesos a municipios comenzaban a verse afectados. "El número más importante de llamadas se produjo desde Aguilar de la Frontera (unas 200), seguido de otros municipios como Bujalance o Montilla", indica la delegada de la Junta en Córdoba, Isabel Ambrosio. A los servicios de emergencias sanitarias se sumaron de inmediato todas las policías y los bomberos de la zona.
Las precipitaciones más importantes, señala la Aemet, se produjeron entre las diez y las once de la noche. Durante solo una hora, en algunos puntos se llegaron a los 112 litros por metro cuadrado. "Y hay que tener en cuenta que en esa zona del valle del Guadalquivir, en todo un año se registra de media 600 litros por metro cuadrado al año", apunta López Cotín. En total, en cuatro horas, en la zona de Aguilar de la Frontera, Montilla y Bujalance, se registraron más de 200 litros por metro cuadrado en menos de cuatro horas.
Según el análisis y la interpretación de las imágenes del radar hechas por la Aemet, seguramente se trató de una "supercélula de alta precipitación", es decir una tormenta de gran intensidad propiciada por dos elementos. "Por un lado la humedad existente, que hizo el papel de combustible. Y por otro, la fuerte diferencia térmica entre las masas de aire, que fue el gatillo que lo prendió todo", resume López Cotín.
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