Ovación para un bebé

Una mujer de 45 años dio a luz a un niño al anochecer del domingo frente al portal de su casa, en la calle del Comercio, del distrito de Retiro. La mujer, con dolores de parto, se dirigía a una clínica en compañía de su madre, con quien iba a tomar un taxi. Súbitamente, el alumbramiento se aceleró. Algunos viandantes telefonearon a los servicios de urgencia. Dos agentes de la Policía Municipal actuaron de comadronas. El bebé, de unos tres kilos de peso, fue recibido con aplausos y exclamaciones de alegría por numerosos transeúntes que se habían congregado alrededor de la madre. El recién nacido y la parturienta fueron trasladados al Hospital Gregorio Marañón, ambos en buen estado, según fuentes del servicio municipal de urgencias SAMUR. El recién nacido se llamará Sergio, anunció su padre, que permanecía en el interior de la casa al cuidado de otro hijo pequeño, de nombre Iván.

La parturienta había estado poco antes en una clínica, pero se marchó a casa

Apenas unas horas antes de dar a luz, la mujer, preocupada por un inminente alumbramiento, había estado en una clínica. Tras ser allí examinada fue enviada de regreso a su casa. Le quedaban aún días para salir de cuentas.

Sin embargo, a media tarde del domingo comenzó a sentirse mal y poco después de anochecer, en compañía de su madre, descendió de su vivienda, un quinto piso, hasta el portal de la casa con el propósito de tomar allí mismo un taxi. Sin embargo, los dolores comenzaron a arreciar de una forma muy intensa. Junto a un árbol situado frente al portal, la mujer permanecía de pie sujeta a él y aguantando encorvada su padecimiento. No podía moverse. Algunas personas comenzaron a acercarse a ella.

"Solo gritó una vez, frente a todo lo que las mujeres solemos quejarnos en los partos", explica con admiración Carmen, una vecina de la parturienta que en compañía de su esposo, Javier, y de la perrita Tara, salían a dar un paseo a la calle. "Una chica llamó a una ambulancia, pero su llegada se demoraba", explica Javier. Carmen, su esposa, agrega: "Mientras la madre aseguraba que el niño ya había sacado su cabecita, dije a mi hija Sandra por el interfono del portal que bajara rápidamente de casa unas sábanas para poder asistirla, pero de pronto se presentó alguien con algo de tela y ya no fue necesario", señala. "Todo sucedía muy velozmente", tercia Javier.

"Un transeúnte, acompañado por una joven, recorría nerviosamente la calle de arriba abajo con su teléfono móvil conectado, mientras intentaba avisar cuanto antes a un médico o a la policía", añade. "Fue ese mismo hombre el que, por su teléfono, recibió instrucciones de tumbar a la mujer en el suelo". Así se hizo. Ya media docena de automóviles policiales y del SAMUR se acababan de concentrar sobre el lugar, donde varios vecinos, paseantes y curiosos, de todas las edades, asistían con perplejidad al alumbramiento en plena vía pública.

"El niño tenía el cordón umbilical alrededor de la cabeza, pero le fue retirado por agentes de la Policía Municipal", explicaba un portavoz de SAMUR. Una mujer de este servicio municipal de urgencias envolvió al recién nacido en una sábana.