Toros para artistas
Tras la prohibición de Cataluña, el toreo ha quedado enrarecido. No tanto cada tarde en las plazas como por dentro. Se busca una salida, un poco de luz para poner el toreo en su sitio. Muchos creen que se soluciona pasando del Ministerio de Interior al de Cultura, como si tal cosa. Unilateralmente. Es el caso del grupo que lidera El Juli junto a Miguel Ángel Perera, Manzanares y Cayetano Rivera. ¿Y el resto de trabajadores que viven del espectáculo? Parece que ese no es su problema. De eso se encarga la Mesa del Toro, un estamento pluridisciplinar que quiere conseguir que la fiesta de los toros pase a formar parte de una Secretaría de Estado propia.
La salida tendría que estar en la salud del espectáculo y los conocimientos de los matadores. Esta corrida, según muchas fuentes escogida pensando en José Tomás -seguramente en otro lugar y momento-, tenía posibilidades para hacer el toreo.
PUERTO, MORENO, JIMÉNEZ
Toros de Cortés y Victoriano del Río, bien presentados, nobles y encastados. El primero resultó ovacionado en el arrastre. Quinto y sexto aplaudidos.
Víctor Puerto: estocada casi entera, vuelta al ruedo; y estocada trasera, aviso y estocada trasera, saludos.
José Luis Moreno: estocada casi entera y descabello, silencio; y dos pinchazos, aviso, cuatro pinchazos, dos avisos y descabello, pitos.
César Jiménez: estocada delantera, silencio; y estocada casi entera, caída y delantera, aviso, y tres descabellos, saludos.
Plaza de toros de Las Ventas. Media entrada.
Tras la prohibición de Cataluña el toreo está enrarecido
Uno de los peligros que atañen a El Juli es precisamente el de autoerigirse en artista cuando no va más allá de un artesano del toreo, un gran conocedor de su oficio que podría dar mucho más de sí si le gustase complicarse la vida. Ese complicarse la vida no se distingue demasiado de lo que han hecho el resto de figuras en la historia para consagrarse.
Víctor Puerto, ya veterano y acostumbrado a sucesivas resurrecciones, no fue capaz de aprovechar las embestidas de su bondadoso primero, toro noble y repetidor. Más de lo mismo con el cuarto. Solo destacó por su atención como director de lidia en los toros de sus compañeros.
El cordobés José Luis Moreno estuvo desacertado con el estoque y mal colocado en la cara del toro toda la tarde. Se le vio sin ideas y recordando a los tenistas, con voces de aliento para citar al toro y tras cada pase. Una cosa es jalear y otra perder las formas.
Eso sí que no le pasa a César Jiménez, todavía joven y recuperable, pero preocupado siempre por la estética más que por la función de cada lance. Después de mucho paseo, cambios de mano, insistencia y quitarse las zapatillas sin motivo aparente dejó los únicos lances propios de un artista.
Entristece ver cómo matadores necesitados de volver a coger el tren no son capaces de dar un paso al frente y confiar en sí mismos. Desesperanza ver tanta nobleza, hasta bravura en el quinto, y que no haya torero capaz de triunfar y reengancharse en el circuito de las ferias.
Todavía hay quien ve el futuro en Oriente, como Pepe Campos, profesor de español en Taiwan. Después de todo un curso aprendiendo cultura e idioma, trajo a 30 de sus alumnos a los toros. Con sus cámaras de fotos, bolsas de compras y chanclas siguieron los pormenores de la corrida en la grada del 3. Como anécdota está bien. El problema es cuando, ante los males de la fiesta, en lugar de afrontarlos como vienen, se piensa en exportar este espectáculo a China, Estados Unidos o los Emiratos Árabes.
