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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Nadal contra el cemento

El número uno, de vuelta a la competición en la pista rápida de Toronto, vence en un duro encuentro a Kohlschreiber y se cita con Murray en semifinales

Esta es la dureza del circuito de cemento y sus pistas ultrarápidas. Estas son las condiciones hirientes (26 grados y 70% de humedad) del verano americano. Y este es el desgaste, veneno para las articulaciones cada bote de pelota bajo, cicuta para el ánimo cada saque sin respuesta, que macera el camino de Rafael Nadal hacia el Abierto de Estados Unidos, el único grande que le falta: mientras logra su victoria 50 del curso (3-6, 6-3 y 6-4 ante el alemán Kohlschreiber en cuartos de Toronto) y se cita para hoy con el británico Andy Murray en semifinales, el número uno va desgranando las dificultades que marcarán su asalto a Nueva York, donde se disputa el último torneo del Grand Slam, a partir del 30 de agosto.

"Llevo mes y medio sin competir y me está costando un pelín", admitió

Está la falta de adaptación tras el parón competitivo que siguió a la victoria en Wimbledon. Está la necesidad de reencontrarse con el tenista agresivo que volvió al número uno. Y están cierta descoordinación, sobre todo con el revés, que se suma al cambio constante de horarios, tan propio de Norteamérica (un día a jugar de noche, al otro a jugar al mediodía). Resultado de esos problemas, que comparten en Toronto los mejores del mundo y son sin duda solucionables: en su primer encuentro en Canadá, contra el suizo Wawrinka, Nadal igualó el tie-break más largo de su carrera (lo ganó 14-12 en un desempate de infarto). En su segundo partido, ante el espigado sudafricano Anderson, perdió un break de ventaja en la segunda manga y apuró 102 minutos. Y ayer, finalmente, se vio acorralado por el revés a una mano de Kohlschreiber, al que le pudo la responsabilidad de derribar al número uno y el autocontrol del mallorquín, desdibujado y, aun así, victorioso.

"Llevo mes y medio sin competir y me está costado un pelín", reflexionó en Tve Nadal. "Lo he hecho mal al comienzo, peor de lo que debería al menos, sin la chispa que necesito", siguió. "Debo jugar con muchísima más agresividad si quiero tener opciones mañana [por hoy]".

¿Qué se puede esperar del número uno con todos esos condicionantes en las manos? "No sé, no sé", contesta el español, meditabundo, antes de jugar contra Kohlschreiber. "Me siento bien, así que vine aquí con una gran motivación y, por supuesto, con una gran ilusión por jugar a mi mejor nivel, mi mejor tenis", continúa. "Al mismo tiempo, este torneo es un reto para mí porque es el primero [desde Wimbledon], pero cada día mejoro un poco, y espero acabar jugando a mi mejor nivel lo más rápido que pueda", prosigue. "La gira americana de pista dura es muy importante. Creo que estoy bien. Estaré bien físicamente, espero. Y mentalmente... estaré bien seguro".

En Toronto se ha visto a un Nadal un punto oxidado pero siempre decidido. En Toronto se ha visto a un Nadal a ratos sufriente, pero ganador siempre. Y en Toronto se ve a un Nadal peligroso, de repente en semifinales y, aun así, sin la presión del resultado: más que el hoy, le importa el mañana. El 30 de agosto arranca el Abierto de Estados Unidos, el único grande que le falta.

Cuartos. A. Murray (R. U.)-D. Nalbandian (Arg.), 6-2 y 6-2. T. Berdych (R. Ch.)-R. Federer (Sui.). N. Djokovic (Ser.)-J. Chardy (Fr.)

Rafael Nadal, durante su victoria contra el alemán Kohlschreiber.
Rafael Nadal, durante su victoria contra el alemán Kohlschreiber.AFP

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