El corte de un camino enfrenta a los alcaldes de Sueca y Mareny
Un camino originó la disputa. El alcalde de Sueca, Joan Baldoví, del Bloc, impidió ayer el corte al tránsito del camino de la Partideta, que une la carretera de Sueca a Les Palmeres con Mareny de Barraquetes. Jordi Sanjaime (PSPV-PSOE), presidente de la Junta Vecinal de Mareny había procedido a inhabilitar el camino, dentro de su término municipal, desde las nueve de la mañana. Media hora más tarde, se personó la Policía Local y empleados municipales que levantaron las vallas y abrieron de nuevo el paso a los vehículos. Se trata de la principal vía de acceso a la entidad local menor (Eatim) costera.
Sanjaime había comunicado a Sueca su intención el pasado 28 de julio. El primer edil de la Eatim respondía así a una vieja reivindicación vecinal debido a la peligrosidad que representa la acequia que discurre junto al camino. Acaba de ser reformada por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) sin que se hayan instalado las medidas protectoras que los vecinos consideran inexcusables.
Baldoví comunicó a Mareny, horas después del incidente entre ambos alcaldes, que procederá de forma inmediata a señalizar el vial como camino rural, limitará la velocidad a 40 kilómetros por hora, mejorará la pintura del asfalto y estudiará la colocación de vallas en los puntos del trazado que son más conflictivos.
Incidente con la prensa
La disputa entre los dos alcaldes fue más allá de una lucha de intereses entre representantes locales. El periodista que firma esta información puso ayer una denuncia en el juzgado de Guardia de Sueca contra los agentes de la Policía Local desplazados por el Consistorio de Sueca al lugar del conflicto. Dos de esos agentes, que se identificaron verbalmente como F-24 y A-76, se incautaron de la máquina fotográfica que portaba el periodista, después de pedirle que borrara las instantáneas que hubiera hecho y él negarse, cuando realizaba su trabajo en una vía pública sobre algo que ocurría en la misma vía pública. Los policías se mostraron contrarios a la presencia del reportero, a que realizara fotos en las que ellos salieran o bien el vehículo oficial en el que iban. El reportero advirtió que en el tratamiento posterior de las fotos no sería identificado ningún agente ni tampoco el coche patrulla. Pero ese compromiso no fue suficiente y los agentes acabaron por llevarse la cámara, levantar un acta y remitirla también al juzgado.
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