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Aflora un retrato insólito de la heroína Agustina de Aragón

Su propietario lo trae a Madrid para tratar de confirmar si fue obra de Goya

Agustina de Aragón (1786-1857), la heroína que a golpe de cañón detuvo el avance del Ejército napoleónico en El Portillo de la sitiada ciudad de Zaragoza hace dos siglos, tiene un retrato hasta ahora desconocido. Por primera vez, ayer pudo ser contemplado en Madrid. La tela representa a la fémina catalana -pues nació en Reus o en Barcelona, según diferentes historiadores-, con la baqueta artillera cruzada sobre su pecho, el rostro firme y el puño diestro cerrado en actitud de furia. A su espalda, un cañón recién disparado vomita aún humo por la boca. Sobre la pieza artillera, un campesino con la cabeza vendada y detrás, un estudiante que alza su mano en señal de victoria.

El lienzo, de 90 por 66 centímetros, no dejaría de ser un novedoso -e insólito- icono de la Guerra de la Independencia, explícito en la personalidad de su principal protagonista femenina. Pero tiene una particularidad añadida: podría haber surgido del pincel de Francisco de Goya y Lucientes (1746-1829).

Camuflados en una roca figuran su apellido y la inicial de su nombre

Al menos eso es lo que cree Josep Lluis Solé, de 50 años, nacido en Cambrils, Tarragona, e ingeniero Técnico de Telecomunicaciones. En 2006 adquirió por 3.500 euros el cuadro en Santiago de Cuba de un amigo suyo de nombre Carlos. Este, a su vez, lo había adquirido de la familia de José María González Morillas, médico militar gaditano afincado en Cuba, que lo compró en 1850 en Londres, ciudad que dejó huellas de sulfato de plomo en el lienzo. Hasta Londres habría llegado el cuadro desde Sevilla, de manos de un británico apellidado Doyle, vinculado a lord Wellington, que conoció a Agustina y fue amigo de lady Holland, esposa del líder de los whigs, ambos enamorados del Madrid de Carlos IV y su pintor de Corte, Francisco de Goya.

El general Palafox, vencedor del sitio de Zaragoza, llamó al pintor de Fuendetodos para que diera testimonio pictórico de sus héroes y de las tribulaciones sufridas por la ciudadanía maña asediada por las tropas de Napoleón. Hasta Zaragoza viajó Goya en octubre de 1808 y trazó los bocetos para sus grabados de la serie Los desastres de la guerra, que realizó en torno a 1814.

"Goya pintó el retrato de Agustina en aquel viaje a Zaragoza", subraya Josep Luis Solé, que ha traído el lienzo a Madrid desde un banco de Dubai, donde el Sultanato de Omán -remarca- ha apadrinado el cuadro con miras a la inminente inauguración de un gran museo en el emirato.

"Todo en el lienzo lleva a pensar en Goya", subraya su propietario. "Desde los zapatos de Agustina, iguales que los del retrato de Carlos IV, hasta el puño cerrado del lenguaje de los sordos que Goya utilizaba, más los fulgores bélicos que destellan o la paleta pictórica, con esos colores tan incomparablemente suyos...".

¿Qué dicen en el Museo del Prado? "Tiempo atrás, ni siquiera habían visto directamente el lienzo: me pidieron una fotografía y dijeron que se trataba de un cuadro de fines del siglo XIX". ¿Qué le pareció aquel dictamen? "Me pareció muy bien, tratándose de un pintor que, como Goya, se adelantó décadas a su propia época". Solé señala que un análisis del primer laboratorio de láser de la Politécnica de Barcelona confirmó la ejecución de la obra entre 1814 y 1830. ¿Podría ser de un discípulo de Goya? "Si así fuera, no tendría sentido la firma, camuflada sobre una piedra a los pies de la heroína, donde figura una letra efe unida al apellido del pintor, con exaltada grafía", replica Solé. La principal experta del Prado, Manuela Mena, estaba ayer ausente. Sea lo que fuere, los hechos confirman que Francisco de Goya viajó a Zaragoza en 1808. Hasta el año siguiente no pudo volver a Madrid y su periplo inspiró sus desastres bélicos. ¿Le quedó tiempo para exaltar sus loores en la persona de la impar Agustina de Aragón?

Josep Lluis Solé muestra el lienzo de Agustina de Aragón en la Zaragoza sitiada en 1808.
Josep Lluis Solé muestra el lienzo de Agustina de Aragón en la Zaragoza sitiada en 1808.LUIS SEVILLANO

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