Los libros de Luís Seoane

Aprendió el oficio en el número 15 de la rúa do Vilar, en Santiago. Allí había instalado Ánxel Casal la imprenta de la editorial Nós, tras abandonar As Hortas, y allí entraba el Luís Seoane (Buenos Aires, 1910 - A Coruña, 1979) estudiante e izquierdista "para hablar de política, de libros y hacer proyectos de revistas". Y también allí se estrenó como portadista de libros: Mar ao norde, el primer volumen de poemas de Álvaro Cunqueiro, fue además su primer diseño. Data de 1932. Una exposición, que se inaugura esta tarde en la Casa da Parra de Compostela, repasa la menos estudiada de las facetas del pintor, poeta y activista del galleguismo de izquierdas, la de hacedor de libros.

"Como pintor es tan potente que eclipsa lo demás", señala el comisario

La actividad editora del artista se multiplicó al llegar al exilio argentino

"Su figura como pintor es tan potente que eclipsa lo demás", explica Xosé Ramón Fandiño, junto a Gloria López comisario de la muestra. En el caso concreto del trabajo como portadista, ilustrador o maquetador, el todo lo demás son, por lo menos, unos 600 libros. Registrados por López en un índice incluido en el catálogo de Ao pé do prelo, la investigadora sabe que, en realidad, fueron más. "Él reconocía en cartas a Isaac [Díaz Pardo] que no recordaba muchos de los libros que había hecho". La muestra recoge alrededor de 250 ejemplos, procedentes de la Biblioteca de Galicia del Gaiás, de la Universidade de Santiago o del Museo Carlos Maside.

El viaje por las tapas, así denominaba el artista su labor en las cubiertas de los libros, sirve además para trazar un itinerario paralelo de la evolución plástica de Seoane. De las propuestas manufacturadas de Cantiga nova que se chama riveira -de nuevo Cunqueiro- a las portadas para libros de Sartre o Kafka ya en el exilio -explota el ilustrador casi pop- o las ediciones de combate de Cuco-Rei -declinaba el franquismo-, Ao pé do prelo se detiene incluso en sus diseños periodísticos. En las prensas de Ánxel Casal prestó sus dotes a la publicación socialista Ser o a la anarquista Claridad, al igual que lo haría en el éxodo republicano para Correo literario, De mar a mar o Cabalgata.

En Argentina, donde había vivido los seis primeros años de su vida y a donde volvió escapado del golpe fascista, la actividad editora de Seoane se multiplicó. Colaboró con empresas de renombre -Sudamericana, Losada- y programó innúmeros sellos propios: Nova, Botella al Mar, Citania. Poetas de aquí y de allá, reediciones de clásicos gallegos, grabados, traducciones, encontraron acogida en el trabajo que Seoane realizó acompañados de otros exiliados ilustres: Arturo Cuadrado, Lorenzo Varela o Antonio Baltar.

En Galicia fue Isaac Díaz Pardo, con quien los comisarios de la muestra trabajaron hasta que el galleguista fue expulsado de sus cargos en Sargadelos, el principal interlocutor del protagonista de Ao pé do prelo. Y en Do Castro, la rama para libros del Laboratorio de Formas, vio la luz el último de los volúmenes ideados por Seoane. Se titulaba Homaxes y era la obra póstuma de su amigo del alma, Lorenzo Varela. Seoane murió antes de verlo impreso.