Aplausos gratis
Poner novilladas en verano a las ocho y media de la tarde y con una entrada de precio único, a cinco euros, cambia radicalmente el ánimo y gusto de la plaza. Así, con esta nueva y festiva personalidad, se celebra que en un brindis la montera caiga boca abajo y se acompasa el pasodoble del paseíllo a ritmo de palmas. Tal era el ambiente que el maestro de la banda cerró el festejo con la sintonía del programa de toros en la cadena SER mientras parte del público, más por ignorancia que como protesta, invadió el ruedo de almohadillas.
La gente viene con los críos, la sangría y la tortilla de patatas. No están para exigencias. Basta con echar la tarde y si se ve un chaval que puede ser torero, mejor todavía. Así más que una exigente afición lo que hay es una amalgama de madrileños y turistas sin ganas de complicaciones. Llegar a ser matador de toros y vivir de ello cada vez más es un milagro. Más aún si no hay un circuito de novilleros para formarse y llegar a Las Ventas con un rodaje.
PLAZA DE LAS VENTAS
Más de media plaza cubierta. Novillos del Conde de Mayalde, nobles y bien presentados. El primero aplaudido en el arrastre. Gómez del Pilar: pinchazo y estocada, (saludos); y pinchazo y estocada, (palmas). Miguel Cuartero: estocada, (saludos desde el tercio); y media estocada y cinco descabellos, (silencio tras aviso). Alberto Escobar: debutaba con picadores: pinchazo y estocada caída, (silencio tras dos avisos); y veredicto: estocada delantera, (silencio).
Miguel Cuartero, de la Escuela taurina que patrocina en Arganda del Rey El Juli, toreaba con los del castoreño por tercera vez en su carrera. Lo acusó, no tanto en el segundo de la tarde, como en el quinto, en el que probó y probó sin convicción, refugiado junto a la oreja del toro.
Alberto Escobar vivió la gesta de debutar en la primera plaza del mundo al tiempo que daba el paso al novillo con picadores. Es como si un futbolista pasa en cuestión de días de tercera regional a primera división. Algo parecido al caso de Pedrito o Raúl González, salvo porque estos dos últimos salieron con éxito del envite. El novillero estuvo a punto de escuchar los tres avisos y hacer el primer gran borrón de su carrera.
Solo Gómez del Pilar, que ya toreó en San Isidro, estuvo a la altura de la tarde. De poco le sirvió, porque todo quedó en palmas tras agradar con las verónicas de recibo en el primer novillo. Durante la faena de muleta supo colocarse, templar y citar al toro. Dejó buenos lances al natural y mostró soltura en la gestión de los tiempos. Sin suerte en el cuarto, quiso desquitarse en su última oportunidad, un quite por verónicas y una media en el sexto de la tarde.
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