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Reportaje:Economía global

Suiza se desmarca de Europa

El consumo y las exportaciones compensan la debilidad del negocio bancario

Suiza es una de las economías europeas que más rápidamente están sorteando la crisis. Casi tres años después del derrumbe del sistema financiero mundial, el país centroeuropeo se mantiene ajeno a los problemas de deuda pública, desempleo y productividad que azotan a buena parte de sus vecinos continentales. Encadena dos trimestres consecutivos de crecimiento y muestra síntomas de recuperación sostenida en casi todos sus indicadores. Incluso los más optimistas sostienen que Suiza puede salir fortalecida de la crisis si hace las reformas estructurales adecuadas para mejorar su competitividad exterior.

Los datos indican que durante el primer trimestre la economía helvética registró un crecimiento del 0,4% -equivalente a un 2,2% interanual-, que se suma al 0,9% que creció el PIB entre los meses de octubre a diciembre de 2009. La cifra fue un poco inferior a la esperada por los analistas, pero suficiente para consolidar la recuperación de la peor crisis económica helvética en los últimos siete años. En 2009, y fruto del desplome de una parte importante de los principales bancos europeos, de la crisis del comercio exterior y de la caída de la producción mundial, el PIB suizo se contrajo un 1,5%.

La deflación es una de las amenazas que atenazan a la economía suiza
El banco central interviene en el mercado para evitar un franco débil

No obstante, los números rojos parece que ya forman parte del pasado. A la espera de los datos del segundo trimestre, las oficinas de analistas y los organismos internacionales prevén un buen año para Suiza, principalmente por el repunte del consumo y del comercio exterior. Esta misma semana,

Credit Suisse -uno de los bancos más importantes del país- ha publicado un informe que pronostica un crecimiento del 1,8% para 2010, el doble que el previsto a comienzos de año, gracias a la "inesperada fortaleza de la economía local durante la primera parte del año".

Idéntico pronóstico mantiene la OCDE, que en su informe de finales de mayo atribuía a Suiza un crecimiento del 1,8% para este año. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) cifraba esta alza en el 1,5% en su informe de perspectivas económicas mundiales, publicado el pasado mes de abril. ¿Cuál es la clave? Desde comienzos de año, las exportaciones han crecido un 5,6%, impulsadas por la creciente demanda de metales preciosos, gemas y antigüedades, industrias en las que Suiza es líder mundial. Las previsiones de la OCDE indican que en el total del año los envíos podrían crecer un 6,2%, frente al retroceso histórico del 10% en 2009.

Del lado del consumo y el gasto doméstico, las previsiones son similares, ya que buena parte de los analistas los sitúan como los principales responsables del buen desempeño de este año. Las familias y las empresas suizas se han aprovechado de los paquetes gubernamentales de estímulo y de tasas de interés a tipo cero que han reactivado el mercado inmobiliario y la compra de productos con valor agregado. Los datos de la misma OCDE indican que la demanda de los hogares crecerá un 2,1% este año, el mejor nivel desde el año 2007 y que supera largamente el 0,2% de incremento que se registró el año pasado.

Lo positivo es que estos paquetes de estímulo no han comprometido las cuentas públicas de Suiza, a diferencia de lo que está pasando en media Europa, donde países como España, Reino Unido, Portugal, Grecia e Italia se están viendo obligados a aplicar fuertes recortes para evitar que los mercados internacionales no les cierren el grifo del crédito. Históricamente, la deuda pública de Suiza ha estado cercana al 30% de su PIB y en momentos de crisis ha seguido manteniendo el superávit fiscal en el 0,7%. En este punto lo peor está por llegar, ya que se espera que para este año entren en déficit del 0,8% y que para 2011 lo reduzcan al 0,5% del PIB. Cifras holgadas si las comparamos con sus pares europeos.

Pero no todo es vino y rosas. En estos últimos meses, el Ejecutivo suizo se ha embarcado en una carrera para intentar contener la cotización de su moneda, el franco suizo. La debilidad del euro y del dólar han llevado a los inversores internacionales a refugiarse en la moneda helvética, lo que ha presionado su valor al alza. En diciembre pasado se alcanzó uno de los récords cuando un euro se equiparaba a 1,5 francos suizos, aunque gracias a las intervenciones cambiarias se ha estabilizado en 1,3 unidades por euro. Los expertos locales creen que lo óptimo sería un cambio de 1,4 francos por euro para favorecer a todos los sectores de la economía en momentos de recuperación.

Las empresas locales ya han manifestado su descontento por lo que consideran un franco excesivamente fuerte. Critican que las actuales condiciones del mercado perjudican las exportaciones, encarecen los costes de producción y les resta competitividad internacional. Conscientes de que en estos momentos los envíos son el motor del crecimiento y que están tomando el testigo de un aletargado sector bancario, el Ejecutivo ha gastado importantes reservas para poder equilibrar la cotización de su moneda en el mercado cambiario.

En esta misma línea encontramos el otro gran peligro para la economía suiza: la deflación. Los últimos datos del IPC han vuelto nuevamente a sembrar las dudas, ya que se han mostrado sensiblemente más bajos que las expectativas. Los precios al consumo subieron un 0,5% interanual en junio frente a un alza del 1,1% en mayo. Los analistas esperaban un avance interanual del 1%, aunque el Ejecutivo explicó que este desfase se producía por un menor coste de los combustibles. Con todo, el Banco Central de Suiza volvió a mostrar su intención de seguir interviniendo el mercado para contener las caídas de los precios.

¿Qué pasará a medio plazo? Según pronósticos de Credit Suisse, en 2011 el PIB podría crecer un 1,2%, algo menos que en 2010 y contradiciendo al FMI (1,8%) y a la OCDE que apuesta por un alza del 2,2%. El banco suizo cree que durante el próximo curso se comenzará a perder el impulso del consumo interno, lastrado porque la mayoría de los créditos contraídos en época de crisis deberán comenzar a pagarse. Esto, sumado a una consolidación del desempleo en cifras del 4,5% -un punto por encima de la media de los últimos cinco años-, debería enfriar el gasto de las familias.

No obstante, un informe de este mismo banco indica que Suiza puede salir fortalecida de la crisis y en mejor pie que sus vecinos europeos de la eurozona, si es que apuesta por reformas estructurales que mejoren su competitividad internacional. En concreto, el informe cita la liberalización de la concentración de las empresas, la descentralización de las industrias e incentivos para que las corporaciones suizas puedan trasladar parte de su producción al extranjero.

Sede del gigante bancario suizo UBS en la ciudad de Zurich.
Sede del gigante bancario suizo UBS en la ciudad de Zurich.REUTERS

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