Millonario de la clase obrera
ROBERT James Ritchie, más conocido como Kid Rock, podría pasar por un turista en la piscina del hotel de Malta donde se zampa una pizza antes de actuar en el festival Isle of MTV. Pero este cantante de 39 años nacido en Michigan ha grabado nueve discos y vendido más de 30 millones de copias. Mezclar rap y rock sureño le ha convertido en uno de los hombres más ricos del negocio. Un éxito básicamente estadounidense, quizá porque aquí no hemos entendido su idiosincrasia a medio camino entre Bon Jovi y los entrañables paletos de la América profunda. "¿Seguís teniendo música tecno los europeos?", bromea subido a un yate atracado en el puerto el hotel. "Pues os la podéis quedar toda para vosotros".
"¿Seguís con el 'tecno' en Europa? Pues os lo podéis quedar todo"
De lo primero que habla Kid Rock es de su nuevo disco. Todavía sin nombre y grabado en diez días, "sin ordenadores, ni claquetas, ni segundas tomas", junto a su "viejo amigo" el productor Rick Rubin, se publicará en septiembre. "No hay hip-hop", cuenta, "ha desaparecido en mi música. Estoy más concentrado en el rock and roll". Ya lo demostró en su anterior disco Rock and roll Jesus, donde renunciaba a la fórmula que lo aupó. "Aquella mezcla no fue premeditada. Sonaba bien y simplemente lo hice. Pertenezco a la primera generación que nació escuchando hip-hop. Estoy seguro de que si Springsteen o Tom Petty hubiesen nacido años más tarde habrían incluido rap en sus canciones", explica. "Muchos se enfadaron con esa mezcla y me preguntaban 'qué diablos estaba haciendo'. Yo respondía: '¿Qué más da? Es una buena canción".
En directo Kid Rock es un cañón. Suena rotundo, sin fisuras, rockero tan espectacular como la final de la Super Bowl. Pero igual que su música ha cambiado en estos últimos años también lo ha hecho su vida. "Cuando empecé en esto tenía mis preferencias muy claras. Mi único interés era hacer buenas melodías, tener muchas mujeres y comprarme un coche nuevo. Al crecer y tener éxito mis prioridades han cambiado. Sobre todo porque ya tengo lo anterior y me he dado cuenta de que hay más cosas interesantes en la vida. Mi principal misión es hacer que la gente sea tan feliz como yo". Aunque Kid Rock no reniega de la vida salvaje. Cuando se mudó a Malibú tras casarse con Pamela Anderson (duraron un año) lo que más le preocupaba era cómo se adaptaría en un instituto su hijo de 13 años, Bob Jr., crecido en Michigan. Tras el primer día de clase le preguntó qué tal. "Un asco. Lo odio", respondió. "Lo único que hacen aquí es montar en monopatín y tomar drogas". Kid Rock se parte de risa al recordarlo. "Le dije. Solo te lo diré una vez: mantente alejado de los putos monopatines".
Kid Rock tiene ahora su casa-estudio en Detroit, donde vive y compone. "Siempre quise vivir allí, cerca de mis ídolos y ahora amigos. Bob Seger y Ted Nugent". Con este último le une algo más que la música. Al igual que el simpático rockero neandertal, Kid Rock tiene sintonía personal con el ex presidente George W. Bush. Se encontraron en una fiesta en 2004. "No sé cómo, pero acabé conociéndolo. Yo estaba tranquilamente tomándome un whisky con Cola-Cola con [el secretario de Defensa] Donald Rumsfeld y apareció Bush. Me chocó los cinco por sorpresa. Un tipo simpático".
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