"Es una trompada, mucho más duro que cuando dejé de jugar"

"Casi 50 años voy a cumplir. Esto es lo más duro que me tocó vivir... Es una trompada. No tengo fuerzas para nada". Así concluyó un Diego Maradona abatido, un dios caído a tierra, balbuceando, como si se acabase de enterar de la muerte de un ser querido, su comparecencia ante la prensa tras caer eliminado ante Alemania por un devastador 4-0. "No sé... Yo me puedo ir mañana", dijo, y añadió: "El que venga tendrá que seguir este camino". Pero, cuando se le preguntó si pensaba dimitir como seleccionador argentino, contestó: "Todavía no lo pensé. Tengo que hablarlo con la familia, con los jugadores".

Maradona salió en defensa de los suyos -"tan buenos jugadores, tan buenas personas"- y especialmente de Messi, la gran decepción argentina ayer, el que muchos suponían que no solo iba a ganar el partido, sino que sería la figura del Mundial. Tras la derrota, Messi lloró, según reveló Maradona, señal de su compromiso, tantas veces cuestionado en Argentina, con el fútbol de su país. "Ver llorar a Messi en el vestuario...", dijo Maradona, al que le costaba acabar sus frases, hablar de manera coherente; "el que me dice que no siente la camiseta es un estúpido".

Según Maradona, el primer gol alemán, al comienzo del partido, fue decisivo, aunque negó que Alemania hubiera controlado el medio campo: "Yo vi un partido donde se marca de pelota parada y tenemos que remar en contra, nada más. El equipo jugó bien. No tuvo la frescura necesaria para convertir, nada más que eso".

"La diferencia", insistió, "estuvo en los goles. No pudimos concretar". El resultado no reflejó el partido de manera justa, según expresó: "El resultado no es lo que pasó en la cancha. Ellos hicieron los goles. No me quita el orgullo que tengo de estar al frente de estos jugadores". Para Maradona, los albicelestes jugaron de la manera que les gusta a los argentinos: "Tocar, rodar la pelota..."

"En el vestuario di las gracias a los jugadores por el trabajo que han hecho", dijo Maradona, leal hasta el final a sus futbolistas, pero, ante todo, anímicamente destrozado.

"El día en el que dejé de jugar pudo ser parecido, pero esto es mucho más duro. Duro por la ilusión de pasar el turno de hoy, estar entre los cuatro mejores del mundo, y no lo pudimos hacer". Preguntado por qué jugadores como Messi, Rooney y Cristiano Ronaldo no han estado a la altura de las expectativas en el Mundial, comparado con lo que él y otros grandes jugadores de antaño habían hecho en las citas más importantes, Maradona se olvidó de defender a Messi y contestó, tras una curiosa sonrisa, la única de un evento que parecía un funeral: "No sé... Quizá por la forma de jugar que teníamos nosotros. Ahora es diferente. No le encuentro explicación. Creo que nosotros jugamos más para uno. Ahora el jugador es más práctico, más colectivo".

Y menos eficaz de lo que fue Maradona, al menos en 1986, cuando ganó el Mundial. Pero Maradona no estaba para mucho análisis ayer. "Esto es muy duro", insistió una y otra vez; "muy duro para uno que vistió la camiseta".