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Fiesta "a pesar de los transbordos"

16.000 personas ven a la selección en el Bernabéu pese a la huelga del metro

Llegar al estadio Santiago Bernabéu no era una empresa fácil ayer. Con Madrid sin servicio de metro, los atascos se multiplicaban en las calles y los autobuses apenas daban abasto para transportar viajeros. Pero el fútbol todo lo puede, dicen, y ayer dio esa impresión. El partido que la selección española ganó frente a Portugal en los octavos de final del Mundial consiguió congregar a miles de personas en torno a las pantallas gigantes instaladas en los alrededores del estadio del Madrid. Al final, España se clasificó y se desató la fiesta.

"He tenido que hacer tantos transbordos de autobús que ya ni sé cuánto he tardado ni de dónde vengo", afirmaba Raúl, ataviado con la camiseta con la que la selección ganó la Eurocopa. No era, desde luego, el único que vestía los colores de España. Las inmediaciones del Bernabéu se tiñeron anoche de amarillo y, sobre todo, de rojo. Fuentes de la Policía Municipal estimaron en unas 16.000 las personas que se congregaron alrededor del estadio. "Se nota que hay menos gente que en el último partido, frente a Chile", afirmaba un policía. "Habrá influido que mañana se trabaja, y la última vez jugaron un viernes. Pero, sobre todo, la gente se habrá quedado más en casa por las dificultades que hay hoy [por ayer] para desplazarse", aclaraba el agente.

"Hay menos gente que en el choque frente a Chile", comenta un agente

Los aficionados españoles se olvidaron de todos los impedimentos para llegar al Bernabéu en cuanto comenzó a rodar el balón. La gran mayoría vieron el partido en las pantallas de la entrada principal del estadio. De hecho, 10 minutos antes del comienzo del partido solo había 500 personas frente al monitor de la calle Padre Damián, según la policía.

Los gritos, los saltos y las palmas se empezaron a escuchar desde el primer minuto del encuentro, e incluso antes, pero el punto álgido para los aficionados de la selección llegó en la segunda parte, cuando España mejoró su juego y comenzó a crear ocasiones de gol. Los jugadores más jaleados fueron el madridista Iker Casillas y, curiosamente, David Villa, que acaba de fichar por el Barcelona. "Illa, illa, illa, Villa maravilla", "Yo soy español, español, español" o "Portugués el que no bote es", fueron los gritos de guerra durante los 90 minutos. Cuando Villa marcó el gol que daba el triunfo a España, los decibelios subieron aún más e incluso el sonido de alguna imitación de vuvuzela sobrevoló los alrededor del Bernabéu. No todos saben celebrar bien los triunfos, y hubo alguna persecución policial frente a la puerta 37 que se quedó solo en una anécdota.

Los últimos minutos del partido se vivieron como si de una fiesta se tratase. Las 16.000 personas corearon al unísono los últimos segundos, justo antes de que el árbitro pitara el final y el júbilo se desatara. España estaba en cuartos de final. El sonido de los cláxones retumbó en Madrid.

Los que anoche gritaban y corrían eufóricos por la victoria española serán los mismos que mañana se lamenten porque continúa la huelga de Metro. Pero hay cosas que solo el fútbol es capaz de hacer olvidar.

Aficionados de la selección española siguen el partido en las pantallas instaladas en el estadio Santiago Bernabéu.
Aficionados de la selección española siguen el partido en las pantallas instaladas en el estadio Santiago Bernabéu.CLAUDIO ÁLVAREZ

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