Un nuevo paisaje tras la crisis
El 'boom' de la construcción descuidó la integración en el entorno - Un nuevo máster aborda esa relación poniendo el acento en la perspectiva del arte
Durante los buenos tiempos se construyó mucho, rápido, y a menudo mal. Columnas de adosados en lo alto de montañas. Urbanizaciones en la cresta de acantilados. Intervenciones masivas ajenas al entorno. ¿Puede dejar la recesión alguna lección al respecto? "Si lo miramos desde un punto de vista económico, tenemos que dar calidad. Calidad ambiental y paisajística. Y lo mismo ocurre si lo vemos desde la perspectiva de la calidad de vida de los valencianos. Sería deseable que la crisis sirviera para que las actuaciones se hagan teniendo en cuenta los determinantes paisajísticos y sin perder nuestra visión cultural mediterránea, sin importar modelos", afirma Alfonso Sánchez Luna, profesor de Bellas Artes en la Universidad Miguel Hernández de Elche y uno de los responsables del Máster en Investigación en Territorio y Paisaje que se implantará el próximo curso en el campus de Altea, impulsado por el catedrático y ex director del IVAM Kosme de Barañano.
"Lo ideal es partir de cero, pero debemos partir de la realidad", afirma Sánchez Luna
"Necesitamos calidad ambiental por motivos económicos y de calidad de vida"
Un máster de paisajismo que trata de ampliar la clase de destinatarios habituales de la disciplina -geógrafos, arquitectos- reforzando la óptica artística. El curso parte de dos grandes ejes: de un lado, la historia del arte, la escultura y el paisaje; del otro, la arquitectura, el urbanismo y (también) el paisaje. Y se articula a través de cuatro campos multidisciplinares: el dibujo y la representación espacial; el análisis de la construcción desde un punto de vista literario; la antropología del hombre y el hábitat, y (a modo de pincelada) la legislación que regula la ordenación del territorio. Un máster oficial de carácter investigador (abre la puerta de la tesis doctoral) que ofrece a la vez herramientas de aplicación profesional.
El curso está abierto a alumnos procedentes de un amplio abanico de carreras y se dirige de forma más específica, además de a geógrafos y arquitectos urbanistas, a titulados del área de humanidades: de Bellas Artes a Filosofía, pasando por los historiadores, historiadores del arte, filólogos y sociólogos.
"Se puede proyectar lo que nos gustaría desde un punto de vista ideal, pero tenemos que partir de la realidad. Vamos a crear profesionales que puedan repensar el paisaje con los condicionantes que existen. Todos conocemos nuestros problemas urbanísticos, que son importantes, e intentaremos buscar soluciones", explica Sánchez Luna.
Lo mejor, prosigue el profesor, sería partir de cero: "Que las nuevas obras no distorsionen la belleza natural del paisaje". Tarea complicada en un territorio como el valenciano, el área en la que se centra el máster aunque su vocación sea universal. "Si una construcción rompe completamente con el paisaje es muy difícil armonizarla con nada". En la mayoría de los casos, sin embargo, existe un margen de actuación.
El proceso comenzaría con un estudio de la zona: saber cómo era antes del impacto urbanístico. Y a partir de ahí "repensar el paisaje de forma que, por medio de vegetación y aplicaciones escultóricas, por ejemplo la piedra, creemos un espacio nuevo, más armónico con su entorno".
El máster ideado por Barañano se estructurará en dos cursos: el primero, docente; el segundo, dedicado a la elaboración de un proyecto (que sustituye a la antigua tesina). Y atenderá no solo al encaje de viviendas, sino también a la armonización de otras intervenciones, como las infraestructuras del ocio: "Los espacios deportivos, los campos de golf, los parques temáticos", dice Sánchez Luna, "pueden estar mucho mejor integrados y enraizados en nuestro paisaje".
La raíz mediterránea
La originalidad del máster que empezará en septiembre en Altea consiste en la aproximación al paisajismo desde la perspectiva del arte. Una mirada que cuenta con destacados representantes en Japón, Estados Unidos e Israel. El curso abordará sus aportaciones, pero centrará el foco en la raíz mediterránea. "La idea no es tanto inventar nuevos paisajes como poner en valor las actuaciones humanas, culturales, artísticas que están ahí, para reordenar de forma inteligente y estética los espacios. La personalidad es una riqueza", afirma el profesor de Bellas Artes Alfonso Sánchez Luna.
El catedrático Kosme de Barañano ha estudiado a fondo el caso de los bancales valencianos. "Durante años se utilizaron para cultivar en la montaña. Lamentablemente, en muchos lugares se han abandonado", afirma Sánchez Luna, "pero eso no significa que no se puedan reconvertir y reutilizar, porque en realidad son una escultura del paisaje. Se pueden aprovechar las terrazas, ponerlas en valor y adecuarlas junto a la vegetación para que mejorar el entorno".
La idea no es tanto disimular lo ya construido como "armonizarlo para que vuelva a la esencia del paisaje mediterráneo". Por ello, sigue Sánchez Luna, una de las principales alianzas del máster valenciano se ha establecido con el Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia, un referente en este nuevo acercamiento a la disciplina, que ha dirigido actuaciones en un contexto geográfico similar al del litoral valenciano.
Un área urbanísticamente sobreexplotada que será objeto de una nueva (y más estricta regulación) en materia de paisaje y de estudios de impacto ambiental, espera el profesor de la Miguel Hernández, lo que reforzará el sentido del máster.
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