Hernández pide a la oposición que "se olvide de Touriñán"

"Si siguen hablando del Plan Acuícola y de Touriñán, seguiremos hablando de país; el territorio es más que eso, olvídense de Touriñán aunque sólo sea por el bien de Galicia". Por si quedaba alguna duda, el conselleiro de Medio Ambiente redobló ayer su apuesta por el proyecto de piscifactoría de Pescanova en Muxía. Eso sí, después de comprometer su voluntad de no someter el territorio "a intereses mercantilistas ni de nadie".

Agustín Hernández compareció a petición propia en el pleno del Parlamento para informar del proyecto de Directrices de Ordenación del Territorio (DOT), un documento que la socialista Mar Barcón le acusó de demorar de forma intencionada. Así, explicó la diputada, la Xunta podrá tramitar el Plan de Acuicultura o el convenio con el municipio de Barreiros que ampara más de 3.000 viviendas ilegales. Son dos actuaciones que "no tendrían cabida si las DOT estuvieran en vigor".

También la nacionalista Teresa Táboas atacó un proyecto que contempla el territorio como "un tablero de ajedrez en el que juega la especulación y prima el mercado". "La consellería tiene una visión caótica del urbanismo, porque no tiene claro lo que quiere para el país", agregó la diputada del BNG, que recordó que la Xunta aportará fondos para solucionar el caso de Barreiros. "Los permisivos con los estragos urbanísticos son ustedes", recriminó.

Contenedor humano

A estas acusaciones, el conselleiro Hernández replicó con un perfil del Gobierno gallego: "Ama su tierra y tiene en cuenta el territorio, pero también a los ciudadanos, porque el territorio es un espacio para los ciudadanos". Así, contrapuso el lema "Donde vivimos importa" del Gobierno bipartito, con el nuevo "Porque la gente también importa", acuñado ayer. Y continuó: "Valoramos el territorio en su medida, pero también en la que es un contenedor de personas".

Hernández consideró una "simpleza" hablar de "derecha amiga de los promotores", pero tendió un puente con la oposición para reclamar su apoyo a las directrices cuando se presenten en el Parlamento, a finales de 2010. "No sería lógico" que no lo hicieran, ya que se basan en trabajos desarrollados en los dos gobiernos anteriores, el bipartito y el de Fraga. El consenso, insistió, "es imprescindible, siempre que no se polarice sobre la acuicultura o sobre Touriñán".