Doscientos años de 'La Pepa'

El principio de soberanía nacional, ese por el que los españoles deciden qué sistema utilizan para regirse, está a punto de cumplir 200 años. Por supuesto con muchos, demasiados paréntesis, a menudo, sangrientos y siempre desgraciados. En forma de periodos absolutistas, golpes de Estado y dictaduras. Por eso, cuando está muy próximo el segundo centenario de la Constitución de 1812, La Pepa, la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), la Fundación Pablo Iglesias y el Consorcio para la Conmemoración del Bicentenario de la Constitución de 1812 han organizado, en colaboración con la Universitat de València, una exposición, que ayer se inauguró en La Nau. Comisariada por Emilio La Parra y María José Millán, Ciudadanos. El nacimiento de la política en España, 1808-1868 reúne dos centenares de piezas, entre grabados, manuscritos, láminas, esculturas y diarios de la época.

Entre las piezas destaca el original de la emotiva carta de despedida que envió el liberal José María Torrijos a su esposa poco antes de ser fusilado en 1831 en las playas de Málaga por las tropas de Felipe VII. Carta que figura junto a una copia del cuadro del Prado sobre el fusilamiento que pintó Antonio Gisbert.

Una época convulsa, en la que se fijaron los principios básicos de una democracia, aunque el sufragio no fuera universal y se tardara en que la mujer pudiera votar. Una época en la que se adoptó el principio de la separación de poderes y en la que se consensuó que las instituciones y las leyes no eran inmutables. La exposición, articulada en cuatro secciones, hace hincapié en cómo los ciudadanos ganaron protagonismo a lo largo del siglo XIX en esas nuevas formas de hacer política. Con un lugar preponderante para las asociaciones, que derivaron en partidos, y para el papel de la prensa. Fue el nacimiento de la política moderna, aunque 200 años después ciertos comportamientos políticos parezcan previos a La Pepa.