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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Belostenny, un ganador nato a la sombra de Sabonis

Fue campeón olímpico y mundial con la URSS y jugó en Zaragoza

Robert Álvarez

El nombre de Alexander Belostenny retrotrae a una de las selecciones más impresionantes en la historia del baloncesto mundial, la de la URSS. Con la camiseta roja, el pívot de 2,14 metros, fallecido de cáncer a los 51 años, el 24 de mayo en Trier (Alemania), lo ganó todo, del Mundial de 1982 en Colombia, pasando por tres Campeonatos de Europa en 1979, 1981 y 1985, a los Juegos Olímpicos en 1988. Entonces era el capitán aunque siempre estuvo en el segundo plano de un equipo deslumbrante, donde descollaban dos gigantes, Vladímir Tkachenko y el talentoso Arvydas Sabonis.

Hacia el final de su carrera vivió los vertiginosos cambios políticos que provocaron, tras las primeras declaraciones de independencia de las ex repúblicas soviéticas, que disputara los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 con el combinado de la CEI o equipo unificado, es decir, la antigua URSS pero ya sin el concurso, por ejemplo, de los lituanos. Él nació en Odessa, Ucrania, el 24 de febrero de 1959. Su primer club en la élite del baloncesto fue el Stroitel de Kiev. Tres años después, en 1980, fichó por el CSKA de Moscú, con el que ganó cuatro ligas. Seis temporadas después volvió al Stroitel y en 1990 lo fichó el CAI Zaragoza. Con el equipo aragonés y junto a Zapata, Andreu, Mark Davis y los hermanos Arcega, entre otros, ganó la Copa del Rey tras vencer al Joventut en la final de Gran Canaria y en la que Davis anotó 44 puntos.

Era un especialista en el rebote y en los tapones. Después de su efímero paso por el CAI, con el que promedió 11,3 puntos y 8,7 rebotes en 32 partidos, fichó por el Trier de Alemania, con el que logró ganar una Copa Korac, antes de retirarse en 1994. Se instaló en la ciudad alemana, donde regentó un restaurante.

En la década de los ochenta no era fácil que un jugador de la URSS pudiera fichar por un club profesional. José Biriukov fue uno de los primeros, aunque su caso fue muy especial, porque hizo valer su nacionalidad española por parte de madre para fichar por el Madrid y acabar jugando en la selección española. Belostenny tuvo que esperar a que las autoridades deportivas transigieran, para lo cual fue vital que superara la arbitraria barrera de los 28 años. El pívot ucranio se convirtió poco después de su paso por el Zaragoza en uno de los símbolos del deporte de su país, aunque sin el carisma y la popularidad de la gran figura mundial del salto con pértiga, Serguéi Bubka.

En 2002, Belostenny estuvo en Alcoy, acompañando a su hijo Michael, entonces jugador universitario que probó con el Unicaja en la Liga ACB de verano. Diez años antes, en los Juegos de Barcelona, Lituania venció a la CEI en el partido por la medalla de bronce. Fue un encuentro con un altísimo significado político al que asistió el presidente del país lituano. Belostenny se enfrentó aquel día a varios de sus antiguos compañeros en la selección de la URSS, como Sabonis. Ganaron los lituanos. Él ya lo había ganado todo.

Belostenny, en Zaragoza, en 1989.
Belostenny, en Zaragoza, en 1989.EFE

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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